sábado, 30 de junio de 2018


HIRVIENDO EL MAR. Spanish baroque vocal music. Vandalia · Ars Atlántica · IBS CLASSICAL · 102018 · 58' · DDD *****S
Falsos son los tópicos que dicen que el notable desarrollo de la música renacentista en España desde finales del siglo XV hasta el XVI fue tal que, mientras que la estética barroca ganó primacía sobre el resto de las tendencias artísticas, la música barroca española nunca llegó a las alturas de la generación que lo precedió. Esta grabación cabe dentro del cupo de producción musical para desmentirlo. El denominado tono humano es el género musical profano característico del Barroco español; en él se incorporaban dos, tres o cuatro voces y bajo continuo. Llegaban a abarcar un abanico de formas poéticas, como las endechas, letrillas o los romances con o sin estribillo, aunque la estructura más común era la de canciones estróficas, que alternaban el estribillo con varias coplas. El espíritu del Barroco tendía a concentrar los distintos campos del arte y el teatro musical acabará convirtiéndose en la expresión más representativa de la época. Uno de los campos en los que los tonos humanos tuvieron mayor presencia fue en la escena de la época, ese teatro que configuraba un espectáculo tan variado como apabullante, por la cantidad de números y espectáculos diversos que se ofrecían al espectador de una determinada obra como es la zarzuela u obra dramática musical que toma su nombre del palacio homónimo donde eran representadas. De entre los compositores que contribuyeron a la transición de las influencias clásicas de la escuela franco-flamenca a la ornamentación más autóctona encontrada en la música barroca española se encuentran Alonso Mudarra y Vicente Espinel. El primero escribió un importante tratado sobre el arte de la vihuela, Tres libros de música en cifra que contribuyó a la notación y la estructura de las piezas musicales. A Vicente Espinel, por otro lado, se le atribuye el desarrollo de la guitarra de cuatro tiempos en un instrumento de cinco cuerdas. Mientras que Espinel era un músico consumado y un profesor oficial, era en la poesía que se creía un experto, inventando las décimas, un verso previamente no utilizado en español. De hecho, parece haber enseñado a Lope de Vega, haber conocido personalmente a Luis de Góngora y haber sido muy respetado por Cervantes. Sin embargo, el primer compositor de la época en alejarse decididamente de la tradición recibida del Renacimiento y en la dirección de la música barroca fue probablemente Francisco Correa de Arauxo.
El hecho de que Savall está ofreciendo actuaciones de música que ha languidecido en los archivos durante siglos, y lo está haciendo de una manera que va a reescribir los libros de historia de la música. Aquí, a diferencia de la grabación realizada por Jordi Savall y Hespérion XX, de 1978, nos encontramos con un interesante trabajo de recuperación del Manuscrito de la Biblioteca Nacional de 1656, donde nos encontramos con compositores como el portugués Manuel Correa (1600/ 1653), Filipe da Cruz (1603/ 1668) o Manuel Machado, que no el poeta de la Generación del 98…, (1590/1646), así como anónimos de las fechas. El álbum está acompañado por un impresionante folleto explicativo de Alejandro Vera y las letras de las piezas grabadas. Bajo una excelente toma de sonido de voces especializadas, con una larga trayectoria en algunos de ellos, como es el caso de Vicente Sordo y una muy notable ejecución del arpa barroca de dos órdenes por parte de Manuel Vilas. Todo ello forma un conjunto de brillante sonido y resultado final, con la  particularidad de ser una producción especialmente persistente y fascinante de principio a fin.
Luis Suárez

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