domingo, 27 de enero de 2019

Día Internacional In Memorian sobre las Víctimas del Holocausto. Acto cultura por parte del siempre implicado en la cultura, el psicólogo Jaume Descarrega Font, en cooperación entre los Colegios de Psicólogos, Abogados y Farmacéuticos de Tarragona. En él se proyectó el filme que se menciona con su correspondiente coloquio entre él citado Doctor Descarrega, Mar Tagarona y el actor de la cinta Joan Negrié, con la participación emotiva de personas del públcio de los cuales caben recuerdos de familiares presos en los Campos de Concentración nazis. Mar Targarona - El fotógrafo de Mauthausen (2018) Guión: Roger Danès, Alfred Pérez Fargas Actores: Mario Casas, Richard van Weyden, Alain Hernández, Adrià Salazar, Stefan Weinert, Macarena Gómez. Muchas veces se nos olvida que fueron muchos los españoles los que también experimentaron los horrores, atrocidades y la brutalidad de los nazis en la II Guerra Mundial dentro de los campos de concentración. Basada en hechos reales donde la fotografía (y el color de ésta), la ambientación, el maquillaje, el vestuario y, desde luego la interpretación ayuda a meternos en la piel de presos como este valiente y patriota comunista catalán que tras luchar contra el franquismo y el nazismo en la Resistencia francesa, fue además el único testigo español en los juicios de Nuremberg. Mario Casas es el preso 5185, el fotógrafo de Mauthausen. Uno de los miles de republicanos españoles que el “Cuñadísimo" de Franco, Serrano Suñer, se encargó de mandarle a Hitler para su eliminación en los campos de exterminio nazis. El mensaje se transluce en una crudo thriller sobre la importancia de la memoria como depósito de la conciencia, de responsabilidad moral y de compromiso que da un sentido nuevo a la trayectoria vital de estos presos españoles sin patria tras la Guerra Civil. Francisco Boix (Casas) puso su vida en peligro para poner a salvo una serie de negativos fotográficos que pudieran demostrar los hechos acaecidos en aquel terrible lugar. La historia, sin llegar al nivel de crudeza que logró Spielberg en su obra maestra de 1994 "La Lista de Schindler”, logra retrotraernos a esos duros años, no tan lejanos como muchos creen, en los que el fascismo europeo campó a sus anchas por el viejo continente... hasta que la fuerza de los aliados (y el frío de Rusia) acabaron con él (a excepción del que vivimos en nuestro país). Mar Targarona ha conseguido con pocos medios, recrear los escenarios y conseguir una escenografía tan fiel y verídica que hace que tenga aún más mérito. Cabe destacar la cuidadosa puesta en escena. Sobre el controvertido Mario Casas se acallan las críticas sobre su presunto poco poder interpretativo para un papel como éste; se nota su implicación, cuidado, esmero y el cariño con el que le ha dado vida. Está excelente y extraordinario en la piel del pícaro ibérico. El celuloide es una mezcla de sentimientos, que contando un momento histórico tan cruel y brutal, tiene un punto alegre, y optimista. Boix no perdió nunca la esperanza y al final consiguió su objetivo. Emocionante asimismo la canción y música de los créditos finales "Corrandes de exili" del poeta Joan Oliver (Pere Quart) cantada por Silvia Perez Cruz. Un plano técnico correcto, sin muchos artificios pero efectivos con la música de Diego Navarro y una fotografía a cargo de Aitor Mantxola. Todo ello reforzado con un jugosísimo trabajo de documentación que la realizadora y compañía han compuesto en este poliédrico relato lleno de cruentos episodios del día a día en los campos y que beben de obras canónicas como "Els catalans als camps nazis", de Montserrat Roig o del propio autor del libro sobre Boix, Benito Bermejo, con el que la realizadora contó durante el rodaje. Luis Suárez

miércoles, 23 de enero de 2019


Crítica – Homenaje a Joan Guinjoan y “Carmina Burana”

Tarragona

El compositor catalán, recientemente fallecido, Joan Guinjoan se ha llevado el protagonismo en la apertura del concierto, con la interpretación que la Orquesta ha hecho del ballet “Fantasía de Trencadís” incluido en su ópera “Gaudí”. Esta obra del compositor tarraconense, con libreto de Josep Maria Carandell, se estrenó en noviembre de 2004 en el Gran Teatro del Liceo. Uno de los más personales y característicos autores de la llamada Generación del 51, que supo conectar la música española con las corrientes más avanzadas de Europa.
Una de las obras corales del siglo XX más populares es, sin duda, la cantata–ballet “Carmina Burana”, de Carl Orff. La obra está basada en 24 poemas medievales que fueron encontrados en 1803 en un códice datado entre los siglos XII y XIII que estaba guardado en un monasterio benedictino alemán. Orff combina de forma admirable la sencillez de las melodías que reflejan la procedencia antigua de los textos, con ritmos más complejos influenciados por Stravinsky. Un “one hit wonder” que le marcaría el resto de su vida, sin apenas ser recordado por alguna otra de sus obras, salvo por personal del gremio musical. Se puede recurrir muchas veces al “Carmina Burana” y siempre el aforo estará lleno, con o sin ballet. En un principio su popularidad se debe a la fuerza de su apertura, "O Fortuna". Pese a lo dificultoso que es, dado a la cantidad de muestras de grabaciones e interpretaciones de la obra por todo el mundo a las que se pueden tomar como comparativas, proponerse una producción de tal calibre ha resultado una brillante representación llena detalles increíblemente definidos. Todos los textos latinos están enunciados con fuerza por los solistas y el coro, y la orquesta tocó con una precisión extraordinaria; incluso las partes están sin pausa, al fin de evitar (lo cual es más que difícil) aplausos efusivos al final de las secciones, por parte del público asistente no iniciado en materia y hacer que la interpretación se sienta lo más nítida y fluida posible. Los solos vocales destacados en fraseo y expresividad del barítono De la Riva y el contratenor Ferri-Benedetti son deliberadamente cómicos y entretenidos; presentan placeres de la vida tales como: comer, beber, reír, amarse, disfrutar de la naturaleza o el juego y no están exentos de críticas mordaces al clero y a los gobernantes por textos de estudiantes y goliardos (clérigos jóvenes o empobrecidos) que satirizaban a la Iglesia Católica y que se extendían en temas como la naturaleza efímera del dinero. El canto de la soprano en "Stetit puella" e "In trutina" es hermoso en tono y expresión, y está bien adaptado a los momentos más impactantes de esta cantata y a las bellas capacidades tímbricas de Sara Blanch. El coro tiene un sonido razonablemente completo e inteligible, pese a las dificultades del texto en latín. La interpretación lo captura todo, energía y entusiasmo, aunque hay momentos aislados en los que parece que una acústica más adecuada de la sala podría haber hecho que el conjunto sonara un poco más completo.
Luis Suárez

Sara Blanch, soprano; Flavio Ferri-Benedetti, contratenor; Germán de la Riva, barítono. Coral de la URV. Coro de la FCEC. Orquestra Simfònica Camera Musicae / Josep Caballé Domenech. Obras de Guinjoan y Orff.
Teatre de Tarragona.


Crítica
18 de enero del 2019 – Auditori Josep Carreras (Vila-seca, Tarragona)
Enrique Bagaría, piano – Obras de Haydn, R. Schumann, Ravel y Falla
Muy satisfactorio recital del pianista barcelonés en un atrayente programa variado, abarcando tres siglos de literatura para teclado, perteneciente a una gira, con un público entregado a uno de los principales solistas nacionales de su generación que abarca gran abanico de posibilidades interpretativas con gran eficacia.   
En la lectura de “Sonata en do menor Hob. XVI: 20 Nº33”, nos encontramos con una capacidad expresiva y estilísticamente satisfactoria entre las enormes capacidades del instrumento, pasando de pianoforte (para el que fuera escrita) al piano moderno, captando las posibilidades incipientes de la partitura musical, articulando detalles motivados con una gran capacidad para llenar grandes espacios con marcas dinámicas. 
En la colección “Bunte Blätter Op.99”, Bagaría puede realizar los pasajes más difíciles de Schumann sin problemas, escuchar su fuerza controlada y expresar asimismo los sentimientos más íntimos del mismo con simpatía, resaltando la poesía, emociones, sensibilidad y el drama transformados por su inimitable sentido de fantasía, con un dominio profundo del material temático dando como resultado un Schumann original, expresivo y elocuente, con sentimiento pero sin sentimentalismo. A destacar una notable capacidad para cambiar el estado de ánimo del impulso, de una miniatura a la siguiente, con una percepción alerta y un flujo orgánico, enfatizando los contrastes entre las transiciones y las continuidades. Si sus acordes fuertes suenan con energía apasionada, lo pianísimos son increíblemente transparentes.
Profundiza en la segunda parte con dos de las partituras más difíciles de interpretar del siglo XX. Diabólicamente desafiante es “Gaspard de la Nuit” de Maurice Ravel. Nos encontramos con una interpretación de dinámica sutil en “Ondine”, su mantenimiento del suspenso en las notas repetidas de “Le Gibet”, haciendo evidente su correcta lectura de las intenciones del genio francés, con un interés en pintar colores y resaltar voces interiores ocultas bajo una lectura limpia y agradablemente realista. Interpretación lúcida y fluida con una excelente adaptación a las delicadas texturas y sonoridades cristalinas de la partitura. A destacar su capacidad de mantener el flujo emocional uniforme, hipnótico y diabólico, con un “Scarbo” que hace que las travesuras del enano malicioso sean tan vívidas en ese final virtuoso, con notas repetidas que realmente suenan como bromas y no solo como un dispositivo pianístico. En resumidas cuentas, no encontramos entre una excelente combinación entre virtuosismo y musicalidad.  
La “Fantasía Baetica” de Don Manuel de Falla es el otro escollo de la literatura pianística en cuanto a dificultad y expresividad. Una obra del todo radiante de originalidad, de difícil asimilación para el oyente de la época (a la primera), plasmación del arte flamenco, el cante jondo y el toque, rodeada de complejidad y bravura en ejecución con apuntes del rasgueo y el punteado de la guitarra, disonancias perfectamente incorporadas conjuntamente con armonías impresionistas. Una obra maestra que abre una nueva época compositiva para el autor y que requiere de una técnica que aquí Bagaría vuelve a mostrarnos, realizando una impresión sin sacrificar el fraseo y la configuración con una gran facilidad para una interpretación pensativa o soñadora sin ceder a uso excesivo del virtuosismo pirotécnico, mateniéndola en movimiento constante pero sin apresurarse innecesariamente. Asimismo resalta los colores armónicos mostrando sus momentos más translúcidos y evocadores con viveza rítmica. 
Y como propina contrastante lleva a cabo la famosa “Pavana para una Infanta Difunta” con sutil encanto, impregnada de la ligereza del tacto distintiva de Ravel. Majestuosa danza renacentista repleta de gestos rítmicos estilizados, con un eficaz movimiento dramático de pianísimo a fortíssimo en el transcurso de los últimos compases.
Luis Suárez

miércoles, 16 de enero de 2019


AMETSETAN. BASQUE SONGS. Miren Urbieta-Vega, soprano / Rubén Fernández Aguirre, piano.
Ibs Classical 172018 · 72' · DDD * * * * * PS

Hermosa iniciativa de la discográfica, una vez más arriesgando en el repertorio menos conocido y que requiere trabajo de investigación y cooperación arduo a varias bandas. Los lieder aquí recogidos seguro que agradarán a los amantes género. La mayoría de ellos musicados sobre poemas en euskera, con una soprano que canta bellamente con una escritura pianística muy interesante y que definitivamente no está escrita como un mero acompañamiento. La oferta variada es difícil de describir aparte de la melancólica. Brisas suaves y perezosas que ganan algo de impulso e intensidad bajo la medida de la suave delicadeza lírica con ritmos idiomáticos que solo pierden el impulso dramático por momentos de bello folklore oriundo y evocativo con claras señas de identidad. Como la mayoría de la música aquí seleccionada, se tratan de miniaturas armonizadas en la excelencia por compositores ejemplares del panorama vasco (con y Manuel García Morante y Antón García Abril como excepción y excelencia), haciendo uso de la música folklórica, pasando por diversos estilos característicos de cada uno de los mismos. Desde piezas ligeramente atractivas, pasando por exquisitas melodías, desembocando en temas nostálgicos y atmosféricos… La diversidad de estas pequeñas piezas es lo que hace que el programa sea tan agradable; cada uno trae un nuevo giro de melodía o sabor melódico, nuevas imágenes o tipos de humor. El álbum en general tiene poder tanto como un caleidoscopio de canciones, como una colección útil de música generalmente desconocida. El vigor, la melancolía y el encanto de las melodías folclóricas originales no se ven afectadas en estas interpretaciones sólidas que son coloridas en su textura modulativa con ese bello timbre de voz de Urbieta-Vega y con una lectura de piano de altos niveles por parte de Rubén Fernández Aguirre, capaces de una gran sutileza y sombra cuando así la partitura lo requiere. Sin embargo, cualquier sentido de una verdadera identidad vasca es difícil de extraer de los lujosos tratamientos casi operísticos de Pablo Sorozábal y las sofisticadas armonizaciones de Jesús Guridi; quizás la obra que más impacta por descubrir en ella, al instante, el origen de sus bellísimas “Melodías Vascas” que siguen en la palestra de los conjuntos orquestales desde su estreno. En las miniaturas de Félix Lavilla queda aún marcada la sombra de la mítica grabación de su dedicataria, Teresa Berganza, y el propio compositor al piano. Las notas emotivas están en inglés y español; los textos de las canciones se dan en sus idiomas originales, español e inglés. Gran parte de la música es lo suficientemente agradable como para justificar más de una escucha seguida. La labor con este óptimo resultado está más que justificada.
Luis Suárez