04/11/2017
Dúo Veselov (Irina y Fedor) – Creixell Classics – Casal
Municipal de Creixell
Una tarde - noche de tormenta eléctrica, lluvias
torrenciales y tiempos convulsos, nos llegaba un encantador matrimonio ruso,
residente en Barcelona, cargado de energía positiva, simpatía y amabilidad para
ofrecernos este derroche de entrega total ante un público de todas las edades.
Una sesión de clásicos populares, de danzas fácilmente concebidas para el
disfrute y reconocimiento inmediato, sin necesidad casi de presentación ni
programa impreso alguno. Algunas piezas escritas originalmente para piano a
cuatro manos, como las sublimes “Danzas Húngaras” de Brahms y/o las “Danzas
Eslavas” de Dvorak. Otras transcritas directamente por el mismo compositor u
otros intérpretes y/o contemporáneos de los mismos autores (como las danzas
archiconocidas del “Cascanueces” de Tchaikovsky por su amigo Anton Arensky), en
páginas efectistas llenas de luz, fuerza y color. Mas todo ello ha de ser
acompañado por una plena predisposición de público e intérpretes. Y así ha
sido. La fuerza de los primeros en llegar a la sala, solventando las
inclemencias temporales, y la pasión de los intérpretes hicieron posible esa
interacción entre ambas partes que siempre es tan de agradecer.
Fuerza expresiva mezclada con virtuosismo eficaz, sin sobrepasarse
en modo alguno, fueron las guindas efectistas que marcaron la senda del éxito. Teclado
a cuatro manos fundido en uno, con una perfecta conjunción entre técnica y
pasión. Recorrido por diferentes ritmos folklóricos de distancias largas, sin
notar por ello un ápice de bajeza. Domino absoluto de los mismos. Una música,
en buena parte de salón, que posee la magia de evocación, nostalgia y alegría.
Desde las encantadoras miniaturas de Brahms, estampas de la Hungría plena de
artistas y ritmos fácilmente reconocibles, a las mas elaboradas postales
eslavas de Dvorak que fueron concebidas a recomendación del primero para su
editor Simrock, llevándolo al reconocimiento y fama fuera de sus fronteras.
Unas páginas llenas de emotividad con melodías de gran inspiración lírica y
contrastes rítmicos. Todo un ejemplo de calidad dentro de un producto concebido
en principio para el disfrute casero de la burguesía y aristocracia de la época
en el Imperio Austrohúngaro. Las deliciosas danzas líricas de Grieg, evocadoras
de las costumbres y naturaleza bella de su Noruega natal. Auténticos poemas de
inspiración de deliciosas frases y acordes versados en su piano inseparable;
joyas de la literatura musical nórdica indispensables en la historia del arte.
Un rompedor Piazzolla inimitable, que su literatura para bandoneón y conjuntos
instrumentales son fácilmente interpretados por cualquier instrumento sin
perder ni un ápice de su fuerza. Una “Habanera de Carmen” de Bizet en una
transcripción de tones incluso jazzísticos en su coda. Las melodías danzantes
rusas, de un Khachaturian soviético capaz de sacar joyas de sus ballets
sorteando la “Censura Stalinista” de la época evocando su Armenia natal. Y el
venerado Tchaikovsky que a todos transporta en la fantasía; unas melodías que
desde niños han ido acompañando a generaciones. De sabio es ser agradecido y el
público así lo hizo constar. La sonrisa dominó el ambiente alegre durante toda
la sesión y tras la misma. Así fue el amanecer dorado que siguió a la tormenta.
Luis Suárez
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