Prokofiev. Conciertos para Violín y Orquesta. Sonata para Vioín Solo, Op.115. Tianwa Yang, Vioín. ORF Vienna Radio Symphony, J. Märkl, director.
NAXOS 8.574107 · 62' · DDD · ****
Con un margen de 18 años compuso Prokofiev sus dos "Conciertos para Violín, op.19/65", entre los 26 y 44 años respectivamente. De estructura y dimensiones claramente opuestas, el primero da la vuelta a la estructura tradicional del movimiento del concierto de rápido-lento-rápido de adentro hacia afuera, los dos movimientos externos y más lentos que enmarcan al deslumbrante Scherzo central encuentran al compositor ya experimentado yuxtaponiendo sus dotes de melodía, humor y exigencia técnica. Si bien éste nº1, en Re mayor, es un concierto muy respetado, el "Segundo Concierto en Sol menor" es de lejos el punto culminante de la producción de Prokofiev para violín y se ha convertido en uno de los conciertos para violín escritos con más frecuencia en el siglo XX. Volviendo a la estructura del movimiento clásico, el Segundo Concierto se centra más en la melodía, la textura y los colores de tono que el Primero, aunque todavía posee algunas exigencias técnicas loft para los intérpretes. Este álbum dinámico presenta a la violinista Tianwa Yang tocando con la Orchestra Sinfónica de la ORF, mostrándose como un intérprete de detalles consumados, entonación pulida y una brillante variedad de colores. El contraste entre las secciones más verticales y agresivas y las secciones más suaves y líricas tiene más éxito en este álbum, dando como resultado un disco que sin duda es una elección respetable para unir estos dos conciertos. El disco termina en una interpretación brillante y complementaria de la "Sonata para Violín Solo, Op.115". Es un hecho poco conocido que no fue pensada originalmente como una obra para violín solo, sino más bien para un grupo de veinte violinistas tocando al unísono. Los tres movimientos de la Sonata de Prokofiev son relativamente simples tanto desde el punto de vista musical como técnico; en manos de intérpretes distraídos, la obra puede incluso adquirir cierta trivialidad. La versión de Tianwa Yang es es una experiencia auditiva deliciosa cuando se escucha pensado en su configuración original de violín masivo.
Destaca la grabación por su entrega en sus difícil reto de destacar entre las magníficas grabaciones ya existentes; empezando por las realizadas por el legendario David Oistrakh, o la Heifetz con Sir John Barbirolli. Complicado es meterse entre estas grabaciones que son de lejos las más conmovedoras, las más líricas, las más sentidas, y ciertamente las grabaciones más persuasivas de las obras que jamás se hayan registrado. El fuerte tono de canto de Yang, expansivo y completamente concentrado, junto complementados con la "Sonata Op.115" (faltaría la "Sonata a 2 Violines, op.56" para que fuera redondo, solo hace que esta edición sea atractiva, y el sonido es casi tan rico, cálido y claro como las mejores grabaciones realizadas en el último medio siglo.
Luis Suárez
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