domingo, 27 de marzo de 2022


 Ruperto Chapí: String Quartets. Cuarteto Latinoamericano: Saúl Bitrán, violín; Arón Bitrán, violín; Javier Montiel, viola. Álvaro Bitrán, violonhelo.

DSL-92254 · DDD · 72' · *****R

Ruperto Chapí (1851-1907) fue uno de los camaleones de la música española del siglo XIX y principios del XX. Al igual que su contemporáneo, Tomás Bretón, son mejor conocidos por sus muy populares zarzuelas y óperas. También se metieron de llenos en la música de cámara que va siendo rescatada del polvo, gracias a agrupaciones como el Cuarteto Brodsky y e que aquí nos ocupa, el Latiomaericano. Chapí también cultivó la obra sinfónica: una "Sinfonía", suites orquestales como la "Fantasía Morisca" y "Los gnomos de la Alhambra", poemas sinfónicos... Su mayor don fue sintetizar diversas influencias y estilos en piezas atractivas más notables por su energía y habilidad compositiva que por su individualidad. La inteligencia, el ingenio y la imaginación son bienes bastante raros; y cualesquiera que fueran sus limitaciones, el compositor de grandes zarzuelas de la calidad de "La revoltosa" o "La bruja" tenía bastante de ellas y de sobra, como se puede apreciar en esta grabación.

La reputación de estos Cuartetos de Cuerda, escritos al final de la carrera de Chapí, es de inegable valor. En 1903, cuando se escribió el Nº1 para el Cuarteto Francés, gran parte de su mejor trabajo escénico había quedado atrás; pero a juzgar por la reacción contemporánea, los Cuartetos excitaron y dividieron la opinión crítica en un grado inesperado. La incursión de Chapí en un género que, desde la época de Haydn, ha sido el recipiente elegido para los pensamientos más profundos de tantos grandes y no tan grandes compositores debe haber sido una sorpresa. Aun así, en su ambición conscientemente beethoveniana, su virtuosismo y su alternancia impredecible de sol y sombra, llegan como una especie de revelación. Podemos observar como se contenta con tomar las posibilidades expresivas de la forma tal como las encuentra, pero los gestos llamativos, las buenas melodías y los contrastes teatrales nos mantienen muy entretenidos a lo largo de la obra. Puede que el todo no sea igual a la suma de las partes, pero se trata de música viva, con un lenguaje europeo convencional pero, a diferencia de las piezas de cámara más sombríamente clásicas de su rival Tomás Bretón, con un acento reconociblemente español.

Sus sucesores comparten la estructura de cuatro movimientos de No.1, así como su audacia y fuego. El "Cuarteto Nº 2", escrita para el Cuarteto Checo, con Josef Suk en el segundo violín y Oscar Nedbal en la viola, tiene un tono más nacionalista. Comienza con un delicado alhambrismo en un poético nocturno andaluz. Los últimos movimientos, con sus cambios tonales impredecibles, son igualmente atractivos, ingeniosos y esquivos, incluso si el pizzicato ostinato del tercer movimiento es un ejercicio demasiado obvio de la bizarrerie beethoveniana.

El melancólico primer movimiento del "Cuarteto Nº3", más clásico y compacto, tiene un sentimiento franckiano, mientras que la melancolía epicúrea del Larghetto recuerda a los primeros Debussy, aunque el vibrante final del Allegro, integrado temáticamente con los movimientos anteriores, tiene un temperamento mucho más mediterráneo. La sencillez armónica del "Cuarteto Nº4" adopta inicialmente una pose contrastada, con influencias de Dvorak en corte melódico, amplitud fácil y procedimientos armónicos. Su Allegretto urbano es interrumpido por un lento sorprendentemente malhumorado y cansado del mundo, que imprime una dimensión más personal a una obra que, por lo demás, es más rica en suavidad romántica que en profundidad de sentimiento.

El Cuarteto Latinomaericano transmite superlativamente bien el espíritu de estas obras subestimadas. Su virtuosismo es impresionante y los desafíos técnicos generalmente se resuelven bien. Su vigilancia y sensibilidad ante los humores de Chapí es inagotable, y transmiten una frescura que aumenta mucho el placer de este redescubrimiento. La grabación de esta integral, que ahora llega a su fin, es muy bienvenida y bien puede ayudar a impulsar los cuartetos de Chapí de regreso al repertorio. No tienen realmente la cualidad nacionalista que empezaba a gestarse en España, pero son característicamente españolas de una manera diferente: Chapí se nutre de su experiencia como compositor de zarzuela. Sus texturas están llenas de ostinatos cuasi-orquestales, sobre los cuales se intercalan grandes melodías con episodios dramáticos. Las actuaciones del Cuarteto Latinoamericano son pura sangre y en general soberbias, y este grupo retuvo de su larga permanencia en los EE. UU. una conexión con el sello Sono Luminus que le sirve muy bien aquí. Chapí seguía la senda de la música de cámara; dejó inconcluso un "Trio con piano" que también merecería su revisión...

Luis Suárez

sábado, 26 de marzo de 2022


Carneriana. 50 Songs after Josep Carner poems. Obras de varios autores. David Alegret, tenor. Rubén Fernández Aguirre, piano. 

IBS CLASSICAL 252021 · DDD · 116’ · ****

Destacado proyecto del tenor catalán, David Alegret y el pianista vasco, Rubén Fernández Aguirre, en un género que dominan plenamente, sobre canciones basadas en poemas de Josep Carner compuestas por destacados miembros del panorama musical catalán de los dos últimos siglos. Desde el modernismo hasta las últimas generaciones, como es el caso de Joan Magrané, pasando por diferentes tipos de estilos, como el tonal de Albert Guinovart o Joaquím Serra, hasta tendencias más vanguardistas, como la triología compuesta para tal ocasión por Antoni Ros Marbá... 

El homenajeado es Josep Carner, nacido el 9 de febrero de 1884 en Barcelona, cuya figura como poeta está vinculadaal Novecentismo, movimiento cultural al servicio del proyecto nacional de la burguesía catalana que tuvo su máximo ideólogo en Eugeni D'Ors y que, en el orden lingüístico, propició la normalización de un catalán literario y estandarizado. Por su contención y exigencia en el manejo de la lengua y el estilo, Josep Carner ha sido señalado como el autor de mayor riqueza idiomática de la literatura catalana y como uno de los mejores escritores catalanes de todos los tiempos. Su primer poemario, "Llibre dels poetes (1904)", refleja aún la influencia modernista, pero los siguientes, "Primer llibre de sonets (1906)" y sobre todo "Els fruits saborosos (1907)", marcan ya plenamente el comienzo del noucentisme y sus cánones literarios: los dieciocho poemas relacionan las etapas de la vida de la mujer con diversos frutos, cuyas medidas, colores y texturas ejemplifican la condición humana, a través de temas triviales (como el de un ama de casa bebiendo limonada) que el autor estiliza, entre otros recursos, mediante los nombres grecolatinos de los protagonistas, y construyendo un retablo ideal y urbano que rememora, en tonos suaves, irónicos y optimistas, el sueño clasicista de la mediterraneidad. Falleció en 1970.

Alegret y Fernández Aguirre demuestran su gran musicalidad y compenetración, interpretando en un abanico amplio de modelos, desde el temperamental y deliberado, con destellos aquí y allá de anhelo romántico o suspiros de melancolía. La expresiva voz de Alegret posee una modulación ejemplar, capaz de expresar emociones con cambios sutiles de inflexión o usar todo el poder del idioma catalán para vincular el mismo a la gran calidad poética del texto a la parte musicada de una manera perfecta. El dúo le da a cada canción su propio matiz y carácter que atrae al oyente a su mundo, en lugar de montar un mero espectáculo global. El resulatdo es simplemente hermoso de escuchar, con una variedad de emociones y personajes que parecen captar con facilidad. Desde la pieza llena de energía, en contraste con la sensación majestuosa y el registro más bajo enfatizando calidez la ternura que es introspectiva y adecuada fluyendo la música de una pieza a otra con la ilusión de parecer interpretar sin esfuerzo. Seguramente esa es la marca de unos grandes artistas. Es tan contagioso que parece terminar prematuramente, dejando al oyente con ganas de más. 

Luis Suárez



Nikola Tanaskovic, acordeón. Omnia Ubique. Obras de Fray Tomás de Santa María. Sofia Gubaidulina. Israel López Estelche. Fernando Buide de Real. Antonio de Cabezón. 

POLIÉDRICA · DDD · 56’ · *****

Del joven y virtuoso músico serbio, Nikola Tanaskovic, cabe destacar su amor por la música contemporánea y vanguardista, ya que, al ser un instrumento tan reciente, casi toda la música interesante que se ha escrito para él ha sido en la segunda mitad del siglo XX y en el XXI. Asimismo, cabe destacar la música antigua para órgano o harmónium o clave, donde se puede observar que es un repertorio que funciona a la perfección en sus respectivas transcripciones. En esta grabación, se puede notar a un intérprete totalmente entregado en una gran abducción escuchando el gran pulmón del instrumento y cualquiera de sus mínimos quejidos o suspiros, su respiración, las notas llevadas al infinito sacadas del instrumento con gran profesionalidad y pasión. Un acordeonista de categoría que consigue que su instrumento suene de un modo inusualmente cercano a través de un sonido muy caluroso.

El bayan es un acordeón ruso con un timbre distintivo de Europa del Este que la gran compositora Sofia Gubaidulina ha presentado en varias de sus obras. Su escritura idiomática para el instrumento explota su gama cromática y expresiva como instrumento tanto melódico como armónico. El bayan está entregado en las exploración de todas texturas orquestales. Gubaidulina tiene un don para crear colores memorables que sirven como elemento estructural y que le da mucho carácter a su música. Tanaskovic tiene un tono en gran medida contemplativo, pero hacia el final comienza a construir un clímax tremendo. "De Profundis" para bayan es, como sugiere su título, en gran medida una pieza muy tranquila e íntima y, como gran parte de la música de la compositora, su desarrollo es más textural que motívico. Otro ejemplo mostrado aquí es su "Sonata para bayan"; ambas obras, en su estado de ánimo, lenguaje tonal (que no es tradicionalmente tonal pero hace uso de elementos tonales flotantes) y expresividad directa, sitúan a Gubaidulina en la tradición mística de Valentin Silvestrov y Edison Denisov. Tanaskovic vuelve a tocar con un intenso enfoque y atención a la pureza musical. El sonido es limpio, detallado y atmosférico, con una profundidad excelente.

El cántabro Israel López Etelche (1983), se deleita con pequeños motivos que se desarrollan a través de pequeños cambios en la textura o el contenido tonal. Su música es a la vez muy rigurosamente estructurada y bastante sensual en su superficie. Es, además, muy desafiante para el intérprete, que tienen que dominar técnicas extendidas mientras mantienen altos grados de tensión y precisión tonal. El gallego, Fernando Builde de Real (1980), también tiene éxito en todos los aspectos, con resultados asombrosos en los pasajes en los que lleva al acordeón a texturas inusuales. Al final, hay algo casi místico en la disciplina de aa música de Gubaidulina, Cabezón, Fray Tomás de Santa María y  nuestros valores conteporáneos y el Tanaskovic la clava. 

Luis Suárez

martes, 22 de marzo de 2022

NINE TRUMPETS AND ONE PIANO. Obras de Báez, Braga, Cervo, Flores, Freiberg, Mullov-Abbado, Ramos y Santos. Fábio Brum, trompeta. Santiago Báez, piano.

NAXOS 8579118 · DDD · 71' · *****

El trompetista brasileño Fabio Brum se ha unido al pianista andaluz, Santiago Báez, con una dieta estándar de obras de reciente factura entre obras de reciente factura y autores diversos, entre españoles y brasilenos; de una propia creación de Báez, a otra del virtuoso Pancho Flores, Gilson Santos o Douglas Braga, entre otros. Un repertorio más contemporáneo con un sabor a aroma carioca y mediterréneo. Los resultados en la trompeta y el piano son impresionantes; BRum profundiza su arte con un programa coherente incluso cuando toca principalmente música que podría caracterizarse como ligera. Muestra uno de las piezas son de estilo sobrio, no tanto humorístico como sutil y elegante, planteando desafíos para una gama de hasta nueve variedades de trompeta confinada principalmente a su abanico de registros. Las líneas brillantes y perfectamente controladas de Brum y el conjunto cercano con el pianista Santiago Báez pasan todas las pruebas. La variedad de timbres que emergen del instrumento de Brum es impresionante. Después de eso, obtienes una mezcla de otras piezas neoclásicas hasta temas más populares, pequeños fragmentos que se juntan y estimulan al oyente incluso sin ser consciente de ello. Por pura originalidad esto tiene que tener algún tipo de premio. Brum parece ganar fuerza a medida que aborda cada nuevo proyecto y amplía su rango.

Luis Suárez


 

domingo, 20 de marzo de 2022


Erich Wolfgang Korngold. Complete Incidental Music. Mucho Ruido y Pocas Nueces, Op. 11. El Vampiro. Hans Jörg Mammel, Tenor. Ekkehard Abele, Narrador. Holst-Sinfonietta Orquesta y Coros. Klaus Simon, director.

Naxos 8.573355 · DDD · 64' · *****

Erich Wolfgang Korngold es mejor conocido por las bandas sonoras de películas que escribió en Hollywood después de huir del nazismo a mediados de la década de 1930, pero también fue un compositor de música de concierto al principio (y después) de su carrera en Hollywood. Su música incidental para "Much Ado About Nothing, Op.11" (Mucho Ruido y Pocas Nueces) de Shakespeare, ha tenido éxito desde el primer momento. La línea general sobre la música de concierto de Korngold es que representó la última brecha musical de la vieja Viena. Su música ciertamente tiene este aspecto, y tonalmente, es del romanticismo tardío en su orientación, pero en sus estructuras, no se deriva de Strauss ni de nadie más, y es un poco engañoso llamarlo conservador. Una forma a menudo se mueve mediante alteraciones en el tempo, una idea completamente moderna. Aquí se presenta la partitura original por la Holst Sinfonietta y tiene un oído especialmente agudo para la forma en que estas obras son modernas. El final de vals de esa obra no es una evocación de la vieja Viena, pero está más cerca en espíritu del nervioso "La Valse" de Ravel. El grupo tiene un fino sentido lírico en las grandes melodías de Korngold. También se hizo una transcripción para cuarteto de cuerdas de la música (hecha porque los músicos de la orquesta contratados para tocar la original tuvieron que volver a sus trabajos regulares) Korngold ya era un veterano compositor de teatro a los 20 años, cuando el Burgtheater de Viena lo invitó en 1918 a escribir música incidental para Mucho ruido y pocas nueces de Shakespeare. Mostrando el genio de la caracterización rápida por medio de melodías preparadas, colores de tonos imaginativos y exuberancia armónica que luego lo convertirían en el principal compositor de bandas sonoras de películas de Hollywood, Korngold escribió 14 números individuales para acompañar la obra. La música fue escrita originalmente para una pequeña orquesta de foso. La música de Korngold se volvió a utilizar cuando se revivió la producción de Shakespeare en el Palacio de Schönbrunn en Viena en 1920. 

Los mayores éxitos críticos de Korngold se encuentran en el campo de la ópera y en sus bandas sonoras. Los primeros conjuntos de música incidental reflejan estos dos elementos, compartiendo la bravura teatral de la ópera y anticipando sus propias técnicas fílmicas posteriores. "Der Vampir", un estudio psicológico del deseo, la seducción y la codicia, rara vez se escucha, pero sigue siendo un ejemplo potente del instinto de Korngold para la franqueza de la caracterización. Aquí la música acompaña el diálogo y la acción escénica en todo momento, como lo haría en una película (y no solo en unos pocos lugares como en Mucho ruido y pocas nueces), aunque Korngold da instrucciones muy precisas sobre cómo deben coordinarse los dos niveles. La música, por lo tanto, subraya y comenta directamente la acción y es "discreta" en la medida en que no exige ningún espacio por derecho propio. Esto significa que ofrece una respuesta inmediata a la acción; no es reflexivo, aclara, subraya y caracteriza directamente, tal como lo haría más tarde la música de cine. La música y el drama están tan estrechamente vinculados que un concierto sin ningún conocimiento de la obra no tiene sentido. Nuestra versión de concierto intenta remediar esto usando un narrador para dar al menos una idea de la trama.

Luis Suárez


miércoles, 16 de marzo de 2022


 Chopin. Rachamaninov. Complete Preludes. Alejandro Algarra, piano.

IBS CLASSICAL 242021 · DDD · 119' · **** 

El nombre de Chopin va asociado al ensueño poético dramático e intenso. En sus celebérrimos "24 Preludios, Op.28" se percibe su carácter romántico en toda su  intensidad en al menos algunos de los Preludios, a menudo exagerados, pero no aquí. Algarra aquí nos muestra todos sus contrastes, como en los marcados agitato, números 1, 8 y 22, con el estremo opuesto como en el significativo rubato del n.° 17; La suavidad, la gracia y la naturaleza relajada de la interpretación de funcionan bien para los más poéticos. Sin embargo, aún denominando el "completo" en el título del disco, faltan tres Preludios de la producción del genio franco-polaco: el "Preludio en do sostenido menor, op. 45"; otro "Preludio en La bemol mayor", sin número de opus, de 1834; y otra pieza inacabada "En mi bemol menor". Estos a veces se denominan números 25, 26 y 27, respectivamente. Nada se puede objetar de la lectura integral de los mismos, interpretados directamente como un ciclo integrado, meditada y apasionada y apasionada,m superando de lleno toda dificultad técnica.

En los "Preludios" completos de Rachmaninov, Op.23 y 32, Algarra se muestra claramente como un virtuoso con una paleta de colores maravillosamente variada y una forma de equilibrar la melodía y la armonía para lograr la máxima eficacia. Todos los elemntos contrastantes están de sobra logrados: sus dedos veloces en resistencia, acordes a dos manos, suntuosas sonoridades, ritmos galopantes, arpegios rodantes..., además de su dominio, control general y técnica. Logra sumergirse en la melancolía inquieta, la pasión volátil y la atmósfera donde el contenido emocional hiperromántico de la música se expresa magníficamente en interpretaciones totalmente idiomáticas. Incluye además el siempre popular "Opus 3 Nº 2, en do sostenido menor" y le da al conjunto completo una fuerte sensación de consistencia y continuidad. El melancólico Preludio citado es el más conocido, aunque debido a que se publicó como parte de "Morceaux de Fantaisie" y tuvo una existencia separada de los otros preludios. Compuesto cuando Rachmaninov tenía 19 años, se convirtió rápidamente en su composición más célebre en todo el mundo, así como en una pieza bis que el público clamaba en cada recital, para su disgusto. Igual de famoso es el "Preludio nº 5 en sol menor, op. 23", una marcha con un interludio lírico que ha sido durante mucho tiempo uno de los mayores éxitos de Rachmaninov. Sin embargo, los oyentes deberían probar el álbum completo, porque algunos de los mejores escritos de Rachmaninov se pueden encontrar en los preludios menos familiares, y aquí Algarra los trata a todos como partes de un todo orgánico, manteniendo un flujo suave de estados de ánimo y expresiones cuidadosamente moduladas en todo momento.

Luis Suárez


Mozart. Conciertos para Violín 1-5. Adagio KV 261. Rondó KV 373. Gil Shaham, violín. Orquesta Sinfónica de la SWR. Nicholas McGegan, director.

SWR CLASSIC · DDD · 126' · *****

El violinista Gil Shaham toca aquí casi el repertorio integral para violín y orquesta de Mozart, con el director de orquesta Nicholas McGegan y  la orquesta de la SWR, un grupo moderno y compacto. Nos encontramos con unas intepretaciones que son de una musicalidad superior en todo momento. Los movimientos lentos de Shaham son gloriosamente melódicos, y los oyentes pueden escuchar también el bello "Adagio en mi mayor, K. 261", que rara vez se escucha, una excelente pieza de lirismo mozartiano. La coordinación entre solista y orquesta es de muy alto nivel; con la sutil entrada del violín en el primer movimiento del "Concierto para violín n.° 3 en sol mayor, K. 216", tan fácil de esquivar. Shaham y McGegan están quizás en su mejor momento absoluto en el primer movimiento del "Concierto para violín No. 5 en La mayor, K. 219" ("Turco"), donde la era romántica parece abrirse en un panorama a medida que el solista entra, se maneja con perfecta delicadeza. La SWR, la Radio del Suroeste de Alemania, tiene un excelente programa de grabación que se extiende más allá de los conciertos en vivo, y sus ingenieros dibujan aquí un sonido maravillosamente transparente desde los estudios de la cadena en Stuttgart. Resulta bastante sorprendente en la atmósfera comparativamente ligera de los conciertos para violín. Shaham mantiene la atención del oyente en todo momento: siempre hay algo nuevo y diferente en la música. Da a los conciertos quizás más peso del que pueden soportar, aunque crea interpretaciones amplias y complejas que resultan ser impresionantemente coherentes. Solo se puede lamentar que no se haya grabado e incluido el "Rondó en si bemol K. 269/261a, que probablemente se compuso entre 1775 y 1777 como reemplazo final del "Concierto para violín n. ° 1, K. 207". Hubiera sido una integral completa.

Este lanzamiento relativamente poco anunciado puede llegar a ser visto como un estándar para los conciertos para violín de Mozart.

Luis Suárez