El Canto Del Cisne
Negro. Nicole Peña Comas, violonchelo. Hugo Llanos Campos, piano. Obras de
Villa-Lobos, Gaito, Elizondo, Saglie, Nin y Manuel Ponce. ARS PRODUKTION 38579
· DDD · *****RS
Nicole Peña y Hugo Llanos (Dominicana y chileno,
respectivamente) nos presentan una más que sugerente colección de obras para
violonchelo y piano, en gran parte desconocidas de Iberoamérica. Productos
destacados de compositores que viajaron a Europa, donde se encontraron
divididos entre su admiración por la cultura descubierta y su nostalgia por sus
propias raíces culturales. La mezcla de música clásica y tradicional varía con
cada compositor, y la total afinidad que los intérpretes tienen con la música,
por ellos seleccionada, sin duda mejora
sus interpretaciones. "El Canto del Cisne Negro" de Heitor Villa-Lobos,
da nombre al trabajo; una pieza poética hermosa. "Otoño en Buenos
Aires" de José Elizondo para violonchelo solo, asemeja una danza genuina
de la Argentina. Entre esos dos extremos se encuentran algunas obras
excepcionalmente hermosas de Luis Saglie: “Se Junta Dos Palomitas”, Joaquín
Nin: “Suite (Seguida) Española” y dos grandes obras de envergadura, en forma de
Sonata, de Manuel Maria Ponce y Constantino Gaito.
La interpretación global es exquisita, donde se descubre la conexión
que los músicos tenían con la música, y entre ellos. Sus interpretaciones
resaltaron las características nacionales esenciales de cada obra,
cuidadosamente adaptadas al estilo del compositor. Nicole Pena Comos tiene un
sonido rico y sonoro que hace que los pasajes líricos sean excepcionalmente
hermosos, resaltando contrastes enérgicos cuando es necesario. Son capaces de
producir un álbum que atrae a quienes buscan obras bellas y están interesados
en composiciones menos conocidas. Obras lleno de ritmos españoles brillantes
y centelleantes, como en el caso de Nin, estimulante de escuchar debido a la
naturaleza virtuosa de la escritura del violonchelo. Sentimientos relajados
contrastados con ritmos de baile y estampación nostálgica y y expresiva que
permite que el violonchelo muestre sus hermosas cualidades líricas, en el caso
de Elizondo y Saglie. Compositores, de los cuales una parte de su producción
oscurece otras obras llenas de inspiración, como es el caso de un mexicano
Manuel María Ponce enérgico y rítmico en la “Sonata” de 1922 y la más esotérica
y melancólica de Constantino Gaito. Ambas convencionales en forma y estilo, que
es a la vez tonal y memorablemente melodioso. Las actuaciones son todas pulidas
y apasionadas, por lo que incluso si el programa se ve inacabado (por falta de
espacio-tiempo) la interpretación siempre es cautivadora y satisfactoria.
Luis Suárez
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