PÉTERIS VASKS. Orchestral Works. ULADZIMIR SINKEVICH, violoncello. ANNA-MARIA PALII, soprano. MÜNCHNER RUNDFUNKORCHESTER. IVAN REPUŠIC´, conductor
BR CLASSICS 900336 · DDD · 76' · ****
"Música serena, dolorosa y apasionada", con el "Concierto para violonchelo nº2", son evocaciones muy personales de los sentimientos, con una escritura de Vasks muy idiomática, principalmente con las cuerdas. En general, su estilo en estas obras, que son totalmente modales o tonales, podría caracterizarse como ampliamente impresionista, con elementos que recuerdan de diversas maneras a Mompou, Ravel y Messiaen, aunque un fuerte elemento folk es con frecuencia una corriente oculta, lo que les da una sensación de espontaneidad e improvisación. El despliegue pausado del material es una representación atmosférica hermosamente adecuada de la quietud y austeridad de un paisaje interno. Son evocaciones más activas, incluso evocativas, de las temporadas sensitivas cálidas y espesas del alma humana de Letonia, alguna presagiando un presagia largo invierno letón. La accesibilidad y el atractivo inmediato de la música de Vasks hacen de este un disco que debería atraer a cualquiera que ame la música lírica para piano del siglo XX.
La música de Peteris Vasks ofrece un enfoque ideal de la nueva música para las personas que piensan que no les gusta la nueva música. Ciertamente, su música no debe confundirse con la de un compositor tonal tradicional o con la de un neorromántico; está lleno de golpes, racimos y sonoridades sorprendentes. Si bien incluye una muestra generosa de técnicas de los siglos XX y XXI en su caja de herramientas de composición, eso no es todo lo que tiene allí; también usa armonías tonales, formas reconocibles, melodías memorables, y no sería exagerado caracterizar su música como esencialmente dulce y sensual sin ser empalagosa. Lo más importante es que combina sus materiales dispares de formas que tienen un impacto emocional ineludiblemente directo, a menudo con la simple capacidad de comunicación de los místicos minimalistas de Europa del Este, con los que razonablemente podría agruparse. Uno de estos eventos es un armónico bastante estático. El resultado es una música cuyos atributos más llamativos son su sencillez, colorido atmosférico y melodía. Esta casi ausencia de contrapunto también le da a la música una monumentalidad que podría percibirse como impasible y en bloque, si no fuera por la orquestación colorida del compositor y su habilidad para crear impulso con elementos muy simples.
El "Concierto para violonchelo", que el compositor describe como inspirado por el sufrimiento y la perseverancia del pueblo lituano, consta de cinco movimientos, con momentos de serenidad alternados con agitación. Aquí, la línea adicional del violonchelo aumenta la complejidad de la textura de la música, haciéndola más convencional y accesible que la sinfonía. El violonchelista toca con un tono resonante y transmite tanto la turbulencia como la tranquilidad lírica del concierto. La Orquesta es dirigida con maestría en interpretaciones comprometidas y nítidas. La calidad del sonido es notablemente clara y presente.
Luis Suárez
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