Generación Cortázar. Obras de Pablo Ortiz, Marcelo Nisinman y Julio Viera. Orchestre Musique des Lumières. Facundo Agudín, director. Marcelo Nisinman, bandoneón. Lisandro Abadie, narrador.
IBS CLASSICAL 202020 · DDD · 48' · ****
“Fuera de la literatura, la influencia más fuerte que he tenido es la música”, dice, y confiesa un sueño frustrado: “Si hubiera podido elegir entre la literatura y la música, habría elegido la música”. (Julio Cortázar). Como si se pudiese elegir en las artes. Aquí se rinde un homenaje al escritor, en su faceta de melómano compulsivo. Para ello tres compositores contemporáneos exponen tres creaciones propias, bajo la tutela firme de un genial Facundo Agudín.
"Rocamadour" , compuesta por Pablo Ortiz (1956) abre un enigma estético para el oyente: la carta de La Maga ("Rayuela", 1963) inspira una fantasía orquestal, abstracta y virtuosa estilísticamente afín a la música minimal pero fuertemente anclado en una inquietante obstinación rítmica oscura, cercana al candombe uruguayo. "La noche boca arriba", de Julio Viera (1943) es técnicamente un melodrama: una composición orquestal que incluye una narrativa, meticulosamente interpretada en la partitura. En la producción, el texto se materializa en la voz perfecta narrativa de Lisandro Abadie, y Marcelo Nisinman se encarga de la sutil parte del bandoneón. La pieza incluye casi la totalidad de la historia original. La paleta de colores de Viera se proyecta en cada escena: la motocicleta sobre el húmedo pavimento de París, el accidente, las repetidas pérdidas de conciencia en el hospital, los movimientos violentos en la selva. Cada instante se describe sutil y vívidamente en un lenguaje casi cinematográfico. "Tercera Generación", de Marcelo Nisinman (1970) se inspiró en un texto breve y contundente, publicado en "Último Round" (1969). La pieza está marcada por una poderosa fuerza rítmica. Nisinman escribe sin prejuicios: se percibe la mirada de Mahler escondida detrás de un denso humo de tango.
Julio Cortázar estaba convencido de que su madre lo parió músico. “Esas hadas que echan bendiciones y maldiciones en la cuna del niño que nace, hubo una que decidió que yo podía ser músico pero hubo otra que decidió que jamás sería capaz de manejar un instrumento musical con alguna eficacia y además carecería de la capacidad que tiene el músico para pensar melodías y crear armonías”; ("Rayuela"). Aquí se quiere homenajear a Cortázar, el genio de las letrs, mostrando una faceta de su vida que no es desconocida, pero que tampoco ha sido tan explotada. Para él la música sí era absolutamente fundamental, y además se nota, no sólo en cómo escribe sino también en lo que escribe, porque la música es siempre una presencia muy constante en sus cuentos, sus ensayos, sus artículos... Si bien es notoria la influencia del jazz en la narrativa de Julio Cortázar, también es el autor quien ha inspirado a músicos de toda talla para crear sus composiciones. Canciones en las que un poema o un extracto del capítulo de alguna novela se convierten en notas sobre un pentagrama. Su amor por la música se nota en cómo aparece en sus personajes más queridos”, subraya Heker en la película, y alcanza con pensar en las discusiones jazzeras y trasnochadas que sostienen los miembros del en Club de la Serpiente "Rayuela" o en los discos que Horacio le propone o le impone a "La Maga".
Luis Suárez
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