2 de julio de 2018 –
Festival Internacional de Música de Tarragona – Auditorio de la Diputación
Vespres D’Arnadí –
Pere Saragossa, oboe – Marta Infante, mezzosoprano – Dani Espasa, teclista y
director
Bajo un Auditorio abarrotado, lo cual da muy buena señal, ya
que en los conciertos de cámara y más de música antigua no suele ser así por
desgracia. En este caso la orquesta barroca por un polifacético Dani Espasa y
el oboísta Pere Saragossa, despierta la expectación con un prestigio ganado
pulso con una agenda cargada de actuaciones en los festivales estivales. Aquí,
con una acústica especialmente favorable se hicieron notar demostrando una vez
más una profesionalidad y musicalidad exquisita sin ningún lugar a dudas. Como comienzo
Espasa se sentó al teclado para interpretar el “Concierto Op.4 nº3” de Händel, en sol menor para órgano y cuerdas,
estructurado en cuatro movimientos. Alternado entre el virtuosismo y la
dirección concisa con una sucesión de movimientos poco convencional, alternando
dos Adagios con dos Allegros. La sorpresa es el primer movimiento Adagio, en el
que el órgano permanece inactivo mientras que un violín solo, por Alba Roca, es
bastante activo como una especie de sustituto. La orquesta abre el segundo
movimiento de Allegro con un ritornello animado, después del cual Espasa se
lució con una colorida interpretación del material temático. Toda la
interpretación fue alternada entre afirmaciones solistas brillantes y a menudo
virtuosas con ritornellos orquestales, produciendo todo el conjunto un
sentimiento de alegría y delicia total.
Durante sus años como Kapellmeister en Cöthen (1717-1722),
J.S. A Bach se le dio un respiro de la tarea, fundamental para cualquier músico
de la iglesia luterana, de componer cantatas sagradas; pero cuando fue nombrado
Cantor en la ciudad de Leipzig en 1723, inmediatamente comenzó a componer
cantatas a un ritmo sorprendente. El trabajo exigía que él produjera una
cantata para cada domingo y cada día festivo importante en el año litúrgico.
Bach no siempre encontró tiempo para escribir cantatas completamente nuevas, pero
aun así la tinta que pasó entre 1723 y 1729 en cantatas llenó varias cubas y de
una calidad excepcional. Uno de los aspectos más destacados del tercer ciclo de
cantatas de Leipzig, en el que Bach trabajó entre 1725 y 1727, es la “Cantata Vergnügte Ruh, beliebte
Seelenlust”, BWV 170. Aquí entró en presencia una de las mejores
mezzosopranos del panorama actual, Marta Infante, con una estructura basada en
alternancia de arias entre las cuales se colocan dos recitativos. La
interpretación estuvo a la altura de la belleza de la partitura. Con su hermoso
timbre y una sensibilidad musical excelente hizo resaltar una música rica que
palpita con pasión interior ese "descanso placentero" logrado
únicamente a través de la unión con el Cielo. En la segunda aria, "Wie
jammern mich doch die verkehrten Herzen" (Cómo me enamoro de aquellos
cuyos corazones se han equivocado), sacó una textura fina llena de
articulaciones puntiagudas sin una línea de bajo real, resaltando la falta de
una fuerza que guía en la vida de las pobres almas perdidas de las que se habla
en el texto. En "Mir ekelt mehr zu leben" (La vida me repugna), la
tercera y última aria (otra vez una aria da capo), la mezzo pide ser liberada
de los lazos de la vida para que pueda conocer la vida eterna en la que ella pueda
encontrar la paz eterna.
Alessandro Marcello era el mayor de dos hermanos, nacido de
una noble familia veneciana. Como Albinoni, eran músicos diletantes que podían
elegir una carrera independiente en lugar de un empleo regular. El conjunto de
obras más extenso de Alessandro es un conjunto de conciertos publicados bajo el
título “La Cetra” en algún momento entre 1730 y 1740. Su obra más famosa es el “Concierto para Oboe en re menor, SZ.799”,
y todo un “one hit wonder” publicado por primera vez en Amsterdam alrededor de
1717 entre una colección miscelánea de conciertos. Saragossa interpretó los
movimientos externos de una manera lírica expresiva con el Allegro de apertura
que alcanza una belleza elegíaca. El movimiento central fue leído de una manera
profundamente sentida que aspira al patetismo genuino que J.S. Bach obviamente
apreció las cualidades especiales de la obra; fue uno de los numerosos
conciertos venecianos que transcribió, en este caso para clave solo (BWV 974).
“Dixit Dominus de
Vivaldi”, RV 807 de Vivaldi fue atribuido erróneamente durante mucho tiempo
a Baldassare Galuppi. Un trabajo maravilloso que valdría la pena escuchar más a
menudo; un poco más oscuro y más operístico que el “Gloria, RV 589”. De nuevo
el grupo se volvió a exponer como una máquina bien engrasada, haciendo posible
la comunicación clara de detalles tan vívidos como la representación musical de
una secuencia entre las cuerdas y mezzosoprano con el aria “De torrente in via
bibet” y la fuga elaborada que concluye el trabajo. Arias interpretadas bajo conmovedora
lectura, más bien operística llena de ritmos turbulentos y revoltosos como una
pintura de texto vívida que encandiló al público asistente. La propina
vivaldiana de “Orlando Furioso” fue de nuevo aclamada. Una sesión para no
apartar del recuerdo.
Luis Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario