martes, 3 de julio de 2018


2 de julio de 2018 – Festival Internacional de Música de Tarragona – Auditorio de la Diputación
Vespres D’Arnadí – Pere Saragossa, oboe – Marta Infante, mezzosoprano – Dani Espasa, teclista y director
Bajo un Auditorio abarrotado, lo cual da muy buena señal, ya que en los conciertos de cámara y más de música antigua no suele ser así por desgracia. En este caso la orquesta barroca por un polifacético Dani Espasa y el oboísta Pere Saragossa, despierta la expectación con un prestigio ganado pulso con una agenda cargada de actuaciones en los festivales estivales. Aquí, con una acústica especialmente favorable se hicieron notar demostrando una vez más una profesionalidad y musicalidad exquisita sin ningún lugar a dudas. Como comienzo Espasa se sentó al teclado para interpretar el “Concierto Op.4 nº3” de Händel, en sol menor para órgano y cuerdas, estructurado en cuatro movimientos. Alternado entre el virtuosismo y la dirección concisa con una sucesión de movimientos poco convencional, alternando dos Adagios con dos Allegros. La sorpresa es el primer movimiento Adagio, en el que el órgano permanece inactivo mientras que un violín solo, por Alba Roca, es bastante activo como una especie de sustituto. La orquesta abre el segundo movimiento de Allegro con un ritornello animado, después del cual Espasa se lució con una colorida interpretación del material temático. Toda la interpretación fue alternada entre afirmaciones solistas brillantes y a menudo virtuosas con ritornellos orquestales, produciendo todo el conjunto un sentimiento de alegría y delicia total.
Durante sus años como Kapellmeister en Cöthen (1717-1722), J.S. A Bach se le dio un respiro de la tarea, fundamental para cualquier músico de la iglesia luterana, de componer cantatas sagradas; pero cuando fue nombrado Cantor en la ciudad de Leipzig en 1723, inmediatamente comenzó a componer cantatas a un ritmo sorprendente. El trabajo exigía que él produjera una cantata para cada domingo y cada día festivo importante en el año litúrgico. Bach no siempre encontró tiempo para escribir cantatas completamente nuevas, pero aun así la tinta que pasó entre 1723 y 1729 en cantatas llenó varias cubas y de una calidad excepcional. Uno de los aspectos más destacados del tercer ciclo de cantatas de Leipzig, en el que Bach trabajó entre 1725 y 1727, es la “Cantata Vergnügte Ruh, beliebte Seelenlust”, BWV 170. Aquí entró en presencia una de las mejores mezzosopranos del panorama actual, Marta Infante, con una estructura basada en alternancia de arias entre las cuales se colocan dos recitativos. La interpretación estuvo a la altura de la belleza de la partitura. Con su hermoso timbre y una sensibilidad musical excelente hizo resaltar una música rica que palpita con pasión interior ese "descanso placentero" logrado únicamente a través de la unión con el Cielo. En la segunda aria, "Wie jammern mich doch die verkehrten Herzen" (Cómo me enamoro de aquellos cuyos corazones se han equivocado), sacó una textura fina llena de articulaciones puntiagudas sin una línea de bajo real, resaltando la falta de una fuerza que guía en la vida de las pobres almas perdidas de las que se habla en el texto. En "Mir ekelt mehr zu leben" (La vida me repugna), la tercera y última aria (otra vez una aria da capo), la mezzo pide ser liberada de los lazos de la vida para que pueda conocer la vida eterna en la que ella pueda encontrar la paz eterna.
Alessandro Marcello era el mayor de dos hermanos, nacido de una noble familia veneciana. Como Albinoni, eran músicos diletantes que podían elegir una carrera independiente en lugar de un empleo regular. El conjunto de obras más extenso de Alessandro es un conjunto de conciertos publicados bajo el título “La Cetra” en algún momento entre 1730 y 1740. Su obra más famosa es el “Concierto para Oboe en re menor, SZ.799”, y todo un “one hit wonder” publicado por primera vez en Amsterdam alrededor de 1717 entre una colección miscelánea de conciertos. Saragossa interpretó los movimientos externos de una manera lírica expresiva con el Allegro de apertura que alcanza una belleza elegíaca. El movimiento central fue leído de una manera profundamente sentida que aspira al patetismo genuino que J.S. Bach obviamente apreció las cualidades especiales de la obra; fue uno de los numerosos conciertos venecianos que transcribió, en este caso para clave solo (BWV 974).
“Dixit Dominus de Vivaldi”, RV 807 de Vivaldi fue atribuido erróneamente durante mucho tiempo a Baldassare Galuppi. Un trabajo maravilloso que valdría la pena escuchar más a menudo; un poco más oscuro y más operístico que el “Gloria, RV 589”. De nuevo el grupo se volvió a exponer como una máquina bien engrasada, haciendo posible la comunicación clara de detalles tan vívidos como la representación musical de una secuencia entre las cuerdas y mezzosoprano con el aria “De torrente in via bibet” y la fuga elaborada que concluye el trabajo. Arias interpretadas bajo conmovedora lectura, más bien operística llena de ritmos turbulentos y revoltosos como una pintura de texto vívida que encandiló al público asistente. La propina vivaldiana de “Orlando Furioso” fue de nuevo aclamada. Una sesión para no apartar del recuerdo.
Luis Suárez

No hay comentarios:

Publicar un comentario