jueves, 24 de febrero de 2022


 22/02/2022

Teatre Metropol – Tarragona

Schumann goes Tango. Roger Morellò, violonchelo. Alica Koyama Müller, piano.

Presentación de este notable disco, que da nombre al recital, y presenta obras de cámara de Robert Schumann, junto a Astor Piazzolla y José Bragato. La bellísima “Sonata para piano y violín” (aquí con la transcripción para violonchelo, de Jules Delsart, autorizada por el propio autor, César Franck), donde se le asigna un papel fundamental al piano, en un estado equilibrado de par a par, donde el pianismo claro y asertivo de Kuyama complementa maravillosamente la lectura sutil e imaginativa de la partitura de Morellò. La sonata, regalo de boda para el gran virtuoso Eugene Ysaÿe, es un desafío particular para el solista, ya que él lleva la idea/motivo fundamental que define toda la obra. En cierto sentido, el potencial contemplativo y emocional implícito de esta composición está limitado por la reiteración de la idea principal, y el violonchelista debe, para mantener el impulso de la obra, explorar imaginativamente el vasto potencial sonoro del instrumento. El joven virtuoso Morellò, con su capacidad de iluminar todo el universo emocional de esta obra, desde manifestaciones de frenética inquietud hasta variedades de contemplación melancólica, ofrece una interpretación rica y satisfactoria que premia al oyente con sonoridades originales y fascinantes, poesía pura. 

Pasando al disco citado, muestra uno de los aspectos más desconocidos de Schumann, desde “Adagio y Allegro, Op.70”, obra original para Violonchelo y piano y multi-versionada, a las “Cinco Piezas de Estilo Folklórico, Op.102” y las “Canciones de Amor Españolas, Op.138” (con transcripción de los solistas), donde el sonido de Morellò es impresionantemente musculoso y espacioso durante gran parte y Koyama atraviesa fácilmente la partitura de piano, a menudo densa, destacando las múltiples facetas y estados de ánimo de la obra. Las piezas están muy bien adaptadas y son interesantes por derecho propio, pero se quedan un poco planas en el orden de sus discos siguiendo la sonata de Franck. Otro de los atractivos es el conjunto de la Op.102 que quizás hayan sido ignoradas por su aparente sencillez. De hecho, esto es engañoso; aunque formalmente simples, las piezas combinan un tratamiento sutil del registro, melodías apasionadas y una medida completa de la habilidad pictórica de Schumann y cuyos solistas evitan la tentación de bajar el tono de la música y hacerla linda. 

Gran acierto el de sacar a la luz la música de un casi desconocido José Bragato, abordado con una técnica muy sólida: buena entonación, sólido dominio de los instrumentos y un sentido intuitivo del espíritu del compositor, entregándose al dinamismo rítmico y la interacción sensual entre la milonga y el tango.

El punto débil has sido el sonido. La acústica inadecuada del coqueto teatro y el piano totalmente con la tapa bajada; así pues, es íntimo, pero no lo suficientemente cautivador que le dificulta ponerse en el lugar de los oyentes originales de la música. 

Luis Suárez 

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