domingo, 24 de diciembre de 2023


Johannes Brahms. Complete Violin Sonatas. Vadim Tchijik, violín. Alberto Urroz, piano.

IBS CLASSICAL 12023 · 73' · *****

En 1851 un jovencito Brahms se encontró con el violinista húngaro Remenyi, quien le introdujo a la música popular húngara que tuvo una influencia posterior en su trabajo. Dos años más tarde se presentó con su compañía en su primera gira de conciertos. Brahms hizo una contribución significativa al repertorio de música de cámara. Sus primeros intentos se hicieron a principios de 1850, ahora se perdidos, pero en 1853 escribió un movimiento para la “Sonata de Violín FAE” compuesta por Schumann y su alumno Albert Dietrich destinado a Joachim, amigo íntimo y de gran influencia para la obra de nuestro protagonista. El Scherzo fue de Brahms, quién ya había mostrado soltura en sus primerizas “Sonatas para piano” op.1 y 2 y en su “Scherzo op.4” para piano. Aquí se incluye con total acierto al final de la grabación, completando un ciclo de tan grandes como intensas proporciones.

Mas no fue sino hasta 1879 que completó, a su satisfacción, su primera “Sonata para Violín op.78”, durante unas vacaciones de verano en Portschach, en el Worthersee, tras completar su majestuoso “Concierto de Violín”, dedicado a Joachim.

La “Sonata de Violín nº 2, Opus 100”, se completó durante el verano de 1886, mientras que el compositor estaba de vacaciones en el Lago de Thun, en Suiza, y se interpretó en Viena en diciembre del mismo año.

La “Sonata No. 3, Opus 108”, siguió en 1888, otra vez terminada durante un verano pasado en el lago Thun, y fue dedicada al pianista y conductor Hans Von Bullow.

Ambos intérpretes brillan por derecho propio, por lo que la combinación produce una música espléndidamente hermosa. El juego de violín sedoso de Tchijik, aquí expresado, es difícil de superar; no hay dureza, ni siquiera en las notas altas. Urroz se muestra como un excelente "acompañante", reteniéndose cuando el violín tiene la línea melódica, pero proporcionando un fuerte énfasis cuando se lo pide. El equilibrio (requerido por Brahms) entre el piano y violín parece perfecto para mi gusto y sensibilidad. Ambos logran enfatizar, con una perfección sublime, el lirismo que está presente en estas obras con un estado de ánimo optimista, de líneas melódicas sugerentes y radiantes de belleza contrastadas con estados de apasionamiento de mayor intensidad. Perfecta descripción de una inspiración suprema establecida entre tres bandas: la naturaleza del paisaje, el ánimo influyente de Joachim y la estabilidad emocional por Clara Schumann.

Luis Suárez

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