domingo, 29 de marzo de 2020


2/06/2019 – 27/03/2020 – Teatro Nuevo Apolo de Madrid
Orquesta Sinfónica Camerata Musicalis – Édgar Martín, presentación – dirección.
Piort lllich Tchaikovsky – “Sinfonía nº4”
Se necesita sutileza para captar el mensaje del autor y asegurar se puede que en este concierto se ha conseguido con resultados altamente óptimos, no sin antes pasarse a la misión de empatizar al público con el alma pasional y desgarradora del músico. La figura de Tchaikovsky emana de las sombras del teatro para poner en circunstancias la composición de la obra. Es un factor fundamental, sobre todo en el caso de este tipo de artistas que expresan su drama psicológico a través de la música, lo que no se puede expresar con palabras, meter al público en vereda, ya sea por unas buenas notas al programa, una charla previa, o como es el caso una recreación tan acertada. La compresión y el disfrute de la obra serán óptimas para el espectador.
En la Sinfonía, compuesta entre 1877 y 1878 y estrenada en San Petesburgo el 22 de febrero de este último año, es denominada habitualmente como "Fatum (destino)". En el primer tiempo, cuyas frases motívicas aparecen por toda la obra, el compositor quiso explicar el destino fatal prescrito que impide llegar a la felicidad. Los colores brillan con una intensidad interna. Los ritmos se mueven con una implacable inevitabilidad. Las estructuras dramáticas proceden con determinación decidida. Martín trae su lectura al borde de un colapso nervioso, metiéndose en la piel del genio ruso. Tras las fanfarrias iniciales que representan lo dicho, viene la célebre melodía que preside el destino. Un comienzo con un lento trazado por Martín empuja el movimiento en contraste con una gran vitalidad. En el segundo movimiento lírico bajo forma de "canzona", muestra el descanso melancólico tras un día cansado (según palabras del autor a su mecenas Von Meck). El paréntesis después de la tormenta prosigue con el excepcional pizzicato, solventado con gran rigor por la orquesta. De ahí vuelve el tema oscuro inicial llevando al escuchante hacia el destino oscuro, todo ello con una lucha constante con el optimismo. Para ello utiliza una famosa canción folclórica rusa, recopilada por él mismo "En el campo había un árbol de abedul", con el lema de que la energía positiva no puede nunca ser aniquilada.  "Si no puede encontrar razones para la felicidad en sí mismo, mirar a los demás. La vida es soportable después de todo", escribe el propio Tchaikovsky sobre este último movimiento. Así también la orquesta, con tan brillante interpretación, se lo hace transmitir al público asistente que estalla en un éxito rotundo de aplausos y bravos. El círculo está cerrado.
Luis Suárez

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