lunes, 30 de julio de 2018



29/07/2018
Festival Internacional de Guitarra – Jornada de Clausura - Auditori de L’Hospitalet de L’Infant, Tarragona – Carles Trepat y Anabel Alonso, guitarras – Orquestra Kammart – Alex Sansó, dirección.
Dos guitarristas de concepción artística interpretativa bien diferente y dos obras concertantes en las mismas condiciones, una compuesta por el mismo Trepat para el aniversario de E. Granados y otra, la más popular de su género jamás escrita. Todo ello bajo un ensemble dinámico y bien dirigido por su fundador A. Sansó.
Escrita en un modo estrictamente tonal, “Homenaje a Granados (Fantasía Catalana)”, compuesta por el virtuoso consagrado de la guitarra, Carles Trepat (e interpretada por él mismo) tiene una inspiración absolutamente folklórica catalana, basada en temas populares armonizados de manera magistral y ensamblados en un conjunto global que mantiene, en todo momento, el mismo tono evocador e interpretativo basado en la calma contemplativa y ligeras variaciones contrastantes. La orquestación está perfectamente planificada para que en ningún momento llegue a pisar al solista. Bajo un comienzo atmosférico, en el que el temático tema en octavas incluye intervalos típicamente catalanes, es tratado con brillantez y seguridad por los intérpretes. De temas expuestos por la guitarra en cada movimiento, se pasa a reexposiciones orquestales expresados con suma delicadeza. Frases realmente emotivas de gran belleza con una riqueza y diversidad de posibilidades concertísticas bajo las manos de un solista de poderosos medios técnicos acompañadas de un personal encanto de una veta lírica sublime. Sonoridad aterciopelada y embriagadora a lo largo de toda la obra entre las manos de un verdadero trovador con el acompañamiento de una dirección poética perfecta.
El “Concierto de Aranjuez” fue el primer intento de Joaquín Rodrigo en el género del concierto; rápidamente se convirtió, y posteriormente se ha mantenido, en la más popular y reconocible de sus obras. Escrito para guitarra solista y orquesta, revela la gran afinidad del compositor por esos dos médiums, así como su reverencia por las antiguas tradiciones de la música clásica española. Fue compuesto después del regreso de Rodrigo a Madrid desde Francia (huyó de la agitación de la Guerra Civil Española) en 1939, y se estrenó en Barcelona por Regino Sainz de la Maza con gran éxito en 1940. De nuevo nos encontramos con referencias abiertas a la música folclórica española y la disposición lírica directa. Anabel Montesinos da una versión apasionada y notable, con acercamientos a la versión de Paco de Lucía en rasgueos y acentuaciones propias que nos hacen recordar a tan insigne virtuoso, fallecido prematuramente (por desgracia). Lo que más destaca en la planificación orquestal en consonancia con la guitarra solista es la forma en que Rodrigo logró casar la voz relativamente pequeña del solista solista con la de la orquesta completa. La ejecución fue es extremadamente idiomática, y uno deja de escuchar el trabajo con la impresión de que escribir para los dos juntos era bastante natural para la época; la guitarra nunca parece superada o fuera de su elemento. La dirección de Sansó es simple, clara y, sin embargo, interesante: a veces crea un diálogo entre solista y conjunto, y Montesinos, en otros, logra convertirlos en una guitarra gigante, un efecto extremadamente imaginativo y exitoso. La escritura de Rodrigo para crear colores distintivos combinando la guitarra con otros instrumentos solistas, como el fagot, el oboe, las cuerdas o el corno inglés fueron ampliamente superadas con gran éxito por los integrantes de la orquesta.
La ejecución del célebre Adagio fue muy personal y acertadamente apasionada por parte de Montesinos. Leyendo perfectamente la historia de tragedia, dolor y superación que tras su partitura éste envuelve, el estado de ánimo se vuelve melancólico ya que la solista acompaña a un solo de corno inglés con acordes simples. La guitarra eventualmente toma este tema contra un fondo orquestal urgente, llegando tras la cadencia a un final optimista y vencedor. Asimismo, al igual que con el movimiento de apertura, el solista presenta la idea principal del final: una melodía más bien balanceante y suave; este tema se convierte en la base de una larga "conversación" que involucra muchos instrumentos solistas diferentes, concluyendo de forma brillante y colorista.
Luis Suárez

domingo, 29 de julio de 2018





28/07/2018
Festival Internacional de Guitarra – Auditori de L’Hospitalet de L’Infant, Tarragona – Dúos de la tierra – Kimiyo Nakako, mezzo y Sadahiro Otani, guitarra – Jordi Sàbat y María Ribera, guitarra – Manel Sánchez, guitarra y Patricia de No, flauta – Juan y Carmen Becerra, guitarras.
Seductora y arriesgada fórmula para un recital cargado de sorpresas tímbricas e interpretativas. Los relevos entre dúos de artistas autóctonos dieran un resultado ágil y satisfactorio, solo quizás un tanto interrumpido por presentaciones en algunos casos prescindibles y que llegaron a colapsar un tanto la magia.
Es difícil resumir en pocas líneas tanta variedad de un programa rico en oferta y matices. Del primer grupo, formado por los japoneses Nakako y Otani, se puede destacar la bella claridad tímbrica de la voz de una mezzosoprano que, fortalecida por la excelente acústica de la sala, nos dejó unos bellos fraseos de melodías poéticas perfectamente acompañados por la guitarra de Otani que resaltó aún más, si cabe, una nítida coloratura llena de matices líricos. Quedó corta la actuación, destacando entre el programa la recuperación de las canciones de Joaquín Rodrigo originales para voz y guitarra.
Jordi Sàbat y María Ribera dejaron una impronta resaltada por sus propias adaptaciones y una perfecta coordinación. A destacar los arreglos sobre dos piezas profanas del “Llibre Vermell de Montserrat”, un canto y danza que teniendo como referencia las valiosas interpretaciones y grabaciones de Capella de Ministrers y como no, la mítica Jordi Savall, dejaron un buen gusto de ricos detalles en percusión y complicidad entre ambos. También a destacar la adaptación de una de las partes de la obra maestra y desconocida de Granados, para piano y orquesta, “Elisenda” (1912). Interpretación exquisitamente delicada de ambientación modernista evocando un jardín con una suave textura de cámara.
Manel Sánchez y Patricia de No ofrecieron un curioso programa. Un Mozart distinto, con una forma libre de cambios de humor discretos y pasajes de carácter reflexivo e improvisación perfectamente ejecutados y que hacen incluso olvidarse por un rato de la versión original para piano de la “Fantasía” KV.397 (1782). En la “Bachiana Brasileira nº5” de Heitor Villalobos la adaptación para flauta no llega del todo a olvidar la original composición para voz y grupo de violonchelos, aquellas míticas grabaciones de Kiri Te Kanawa o Victoria de los Ángeles…, así como la ausencia de la danza final contrastante cuyo efecto engrandece la obra. “Nightclub 1960” de Piazzolla es la única obra original para la formación y en ella, tanta veces interpretada en los últimos tiempos, sí logran por completo una ejecución brillante, llena de virtuosismo que encandila al público con vítores merecidos.
En último lugar, como si hubieran sido colocados estratégicamente, fue el turno del Dúo Becerra (Carmen y Juan). La luz brilló de forma incandescente. Tres hermosas piezas clásicas basadas en folklore añejo. Una milonga errante y melancólica, rebosante de lirismo apasionado, bajo una interpretación constante e hipnótica; arreglo de María Luisa Anido sobre el original de Juan José Ramos. La “Rondalla Aragonesa” de Granados en arreglo de Miquel Llobet; la nº6 de las “Danzas Españolas”. Miniatura ejecutada de forma colorista con una perfección efectista. Y la “Danza nº1 de La Vida Breve” de Don Manuel de Falla, en arreglo de Emili Pujol. Una pieza imaginativa y emotiva interpretada de manera elegante y colorista. A diferencia de la versión original, aquí se prescinde del interludio operístico expresivo para adentrase de lleno en frases musicales de simbolismo espontáneo. La ejecución llegó a un punto de hipnotismo atrapando al oyente. Un momento mágico como un pequeño cristal que nos deleita con reflexiones centelleantes llegando a un cierre culminante. Estupendos arreglo y ejecución de excelencia absoluta.
Luis Suárez

sábado, 28 de julio de 2018


27/07/2018
Festival Internacional de Guitarra – Auditori de L’Hospitalet de L’Infant, Tarragona – Dúo Ditirambo (Noelia Gómez, viola y Alfonso Aguirre, guitarra)
Formación original formada por española y mexicano, respectivamente; ambos músicos ganadores, individualmente, de numerosos premios y reconocimientos internacionales. Fundado en el 2008 mientras Noelia y Alfonso realizaban estudios de posgrado en Yale University. Se puede observar s carácter renovador del repertorio clásico con estrenos llevados a cabo de compositores como Flores Chaviano o Carlos Alberto Vázquez, entre otros. Del segundo citado, presente en la sala, han realizado un estreno mundial: “Trellesianas”. Obra de carácter descriptivo mediante sensaciones a partir de obras pictóricas que se fueron proyectando, muy acertadamente, mientras se iban interpretando las piezas. Partitura atonal y colorista con una ejecución brillante, llena de matices coloristas aprovechando todos los recursos de los instrumentos de manera efectista.
El recital se inició con una obra vocal archiconocida de Don Manuel de Falla; “Siete Canciones Populares Españolas” (1915). A pesar de en la transcripción guitarrística pierde mucho de poder musical ya que la parte del piano es la más efectista por su innovación armónica, soporte polifónico y virtuosismo, el Dúo hizo un buen trabajo de sustitución de la voz por la viola (aunque siempre se eche de menos en estos casos voces míticas como Teresa Berganza o Victoria de los Ángeles, con sus sublimes grabaciones). Melodías populares y originales bajo la poesía popular española. Rasgueos bien definidos por la guitarra, en un viaje de sur a norte peninsular, con un “Polo” efectista para finalizar un grupo de canciones en el cual se echaron de menos las dos canciones ausentes.
El compositor paraguayo guaraní de “La Catedral”, Pío Agustín Barrios, fue el primer guitarrista sudamericano de talla internacional y, aunque autodidacta como compositor, es el autor de la música de guitarra de gran valor. Fue durante su estadía en Uruguay cuando se inspiró en la Catedral de San José en la ciudad capital de Montevideo. Aquí se lución Alfonso Aguirre con una interpretación colorida y “bachiana”, con una expresividad sumamente cuidada y nostálgica, como acariciando la guitarra de manera evocadora y nostálgica. Una ejecución realmente conmovedora desde el comienzo para terminar con un Allegro Solemne de gran sonoridad y virtuosismo efectista.
Siguiendo por una Sudamérica emotiva y evocadora con Piazzolla, Lauro o Ponce para terminar con unas brillantes ejecuciones de sones de mariachi. Unos momentos de añoranza donde el lucimiento de Noelia Gómez fue muy notable. Adaptaciones verdaderamente logradas con imitaciones de voz humana, sonoridades del viento metal y todo un compendio de marcada alegría que transportan al oyente hacia la bella tierra mexicana.
Luis Suárez

viernes, 27 de julio de 2018


26/07/2018
Festival Internacional de Guitarra – Auditori del Centre Cultural de L’Hospitalet de L’Infant – Dúo Henning Kraggerud, violín, Petter Richter, guitarra
Sorprendente actuación del dúo noruego formando un conjunto perfectamente sincronizado y con un amplio abanico de resoluciones artísticas musicales. Debido al desconocimiento de los mismos, tanto por parte del público asistente (que debieron ser más ante lo que se han perdido) como por un servidor, el resultado final fue gratamente sorprendente. Sin duda dos artistas de gran expresividad, conexión con el público y sensibilidad en mayúsculas.
El programa fue variado, desde el barroco hasta el siglo XX, pasando por la música popular sudamericana. Jean-Marie Leclair fue el primer compositor en establecer verdaderamente un estilo francés de tocar el violín y elevar el instrumento al lugar que le corresponde como solista. También fusionó con éxito su estilo nativo francés con la muy popular escuela italiana en la que se sumergió. Bajo una interpretación exquisita en matices, donde se pudo ver la influencia generalizada y comprensible de Corelli, asociada a la austera sofisticación del barroco francés.
En todo el recorrido a través de los siglos, ambos músicos se unen en una singular visión interpretativa de cada pieza. La articulación y la ornamentación coinciden estrechamente, y los momentos de tempo rubato, utilizados con moderación, se ejecutan a la perfección. El sonido de Kraggeroud es claro y puro; la entonación es inmaculada y los desafíos técnicos son ejecutados con una sensación de comodidad y facilidad. El equilibrio a veces favorece indebidamente el violín; algunos oyentes se habrán esforzado por escuchar la parte de la guitarra muy activa e interesante en el fondo.
La parte final fue realmente asombrosa. Se centra en el trabajo del violinista del siglo XVIII Giuseppe Tartini y la obra suya que posee una mayor popularidad en la literatura violínistica: su “Sonata para violín en sol menor”, op. 1 nº4, también conocido como "El trino del diablo" (Tartini la llamó "La Sonata del Diablo"). Las poderosas fuerzas de la distribución hacen que Richter absorva de una manera magistral todo el poder del bajo continuo, lo cual nos es nada fácil. Kraggerud profundiza en la parte solista con un gusto exquisito de expresividad y virtuosismo y con Richter logra una notable flexibilidad de conjunto, disminuyendo y fluyendo de forma fácil y natural con cada giro y giro que toma el solista. Esta sonata solo vale la pena el precio de la entrada, y la lectura de un solo movimiento, sin solución de continuidad, de la sonata también es digna de mención. Tras una generosa lectura de Richter en un idioma ajeno más que aceptable, sobre los comentarios del propio compositor sobre la pieza y su inspiración, resultó adecuada para disfrutar de un Tartini en una clara terapia musical que podría haber curado, tanto al autor, como a los asistentes, de los quehaceres satánicos.
Luis Suárez



25/07/2018
Festival Internacional de Guitarra – Auditori de L´Hospilatet de L’Infant (Tarragona) – Jornada inagural. Dos leyendas: Leo Brouwer y Hopkinson Smith
En pleno verano, cuando el calor en la Costa Daurada, Cataluña, alcanza su punto máximo el Festival Internacional se prepara para recibir al compositor, guitarrista y director de orquesta cubano Leo Brouwer. Durante el mismo tiempo talleres dedicados al arte de la construcción de guitarras, laudes, violas da gamba… Luthiers como Marco Salerno, Santiago Canals, Joan Pellisa, Ángel Martínez o José Antonio Fuentes van visitando el Festival.
Durante una intensa conferencia Leo Brouwer demostró que su evolución nunca se detiene y, aún más, que ha estado integrando y sintetizando lo que ha aprendido y desarrollado a partir de sus experiencias para continuar su vida creativa con aún más empuje. Trabajador extremadamente duro, Leo Brouwer compartió sus ideas sobre su evolución como compositor, su aprecio por la música popular y el futuro de la guitarra, además de repasar su, según él, su obra compositiva más desconocida todavía, como es la camerística u orquestal. Empezara  a componer en 1955. Tuvo un contacto muy fuerte en este primer período con la cultura popular [vernácula], una cultura con raíces en los rituales africanos que tienen una tradición de casi 500 años en Cuba. Fue el pilar de los materiales temáticos de su música, la fuente de su gusto afrocubano, por supuesto con una armonía sofisticada. Este paso como compositor tiene su transformación natural en los años 60. Nunca ha hecho un corte radical de estilos. Mi evolución se ha caracterizado por la fusión, un cambio gradual hacia adelante.  En 1962 comenzó un nuevo período que ahora podría verse como un período intermedio en sus composiciones. La música de este período implica música experimental, por así decirlo. No le gusta llamar a este tipo de música "experimental", pero se considera con la música de vanguardia de esta década. Este período medio, que abarca no más de diez años, fue una gran erupción, una especie de vanguardia catártica, “aleato –realismo”, etc.
Habló también del público como un receptor preciso, para bien o para mal, no solo auditivamente sino también visualmente. La música de concierto está actuando fuera de tiempo, envejece. Con la llegada de sofisticados sistemas de audio a bajo costo, las personas tienen la oportunidad de escuchar música en casa. Con el nacimiento de los medios masivos, también nacieron fenómenos como el de The Beatles.
Resultado satisfactorio del encuentro con un maestro que conserva su ilusión en la venas. Su carácter campechano, de irónico sentido del humor permanente y una manera de expresarse al público asistente de manera lenta y pausada, con una voz grave y envolvente. Solo faltó que no se trajese una partitura para interpretar y el resultado hubiese sido redondo.

Hopkinson Smith, el poeta de la cuerda pulsada, que llega a utilizar diferentes tipos de laúdes, además de vihuela de mano, guitarra barroca…, cada una de las cuales suena fantástica en sus manos. Ya sea un laúd barroco para Bach, Weiss, Mouton, Gaultier o Gallot; un laúd renacentista para Kapsperger, Dowland o Attaingnant; una vihuela de mano para Mudarra y de Narváez; o una guitarra barroca para Sanz y Guerau, Smith es constantemente extraordinario, con un tono translúcido, técnica es perfecta, y un gusto ejemplar. Aún más impresionante, Smith es un hombre totalmente unido a la música, con unas  interpretaciones completamente pensadas pero naturales. Con todo un legado de grabaciones ejemplares a cuestas de los citados y actuaciones en vivo constantes, a lo largo de su ya dilatada carrera, demuestra ser uno de los músicos con mejor desempeño en cualquier instrumento. No importa cuándo se realizó la grabación, o donde actúe, el sonido es uniformemente sobresaliente: claro, inmediato e indiscutiblemente presente.
Recientemente he disfrutado con la primera grabación de Hopkinson Smith de la música de laúd de John Dowland. El laudista inglés por antonomasia no solo fue siempre melancólico y no solo uno de los mejores compositores de canciones de Inglaterra, sino también su mejor compositor de laúd. En este recital titulado” A Dream”, Smith ha agrupado las selecciones de las obras de Dowland en sets con preludio e interludios y funciona de manera brillante. Los resultados son flexibles, sensibles y sensuales, de una manera ingeniosa, congraciadora y virtuosa. La conclusión de “Lamento” de Dowland, incluido el inevitable “Semper Dowland semper dolens”, es triste, lúgubre y completamente inefable. Y su apertura de “Frogg Galliard”  divertida como efecto contrastante al uso. La interpretación de Smith  es siempre una de las maravillas de la técnica interminable, el gusto impecable y la profunda emotividad. Imponente y convincente, la grabación reproduce perfectamente el sonido del laúd de Smith.
Ha sido un placer tenerle entre nosotros, como realizador de Master Class, como concertista y como persona. Un artista humano y cercano a su público de amabilidad demostrada a lo largo de estos días.
Luis Suárez

lunes, 23 de julio de 2018


Jorge Grundman – “Shoah” - Vicente Cueva, violín – Non Profit Music
El polifacético compositor e ingeniero Jorge Grundman, declarado defensor de tender puentes entre las esferas clásica y popular, nos presenta este trabajo que, sin embargo, muestra pocas conexiones con la música popular más allá de su orientación ampliamente tonal y el efecto es inusual. Las partes de la extensa Partita tienen un ritmo lento y se basan en testimonios de historias y textura cautivadora, conmovedora con el efecto de la belleza a partes iguales entre la lectura musical de los textos que acompaña y la tristeza de los mimos. El impacto es directo en su atractivo emocional. Nos mueve lentamente hacia un enunciado afirmativo al final.  “Shoah” supone una prueba de fuerza para cualquier violinista. Vicente Cueva tiene que enfrentarse no solo a las dificultades técnicas sino también a sus propias emociones de narrador - actor. Las bellas partes de la obra cuentan aquello que en realidad sucedió, auténticas barbaridades realizadas conscientemente por el ser humano. Todo ello en base a testimonios integrados de forma natural en el devenir de la obra musical. Sus frases musicales llegan directas al corazón.
Theresienstadt (Terezín), campo de concentración checo, es casi sinónimo de "la música de la Shoah" por el nivel cualitativo y cuantitativo de la vida musical que allí se desarrollaba. Entre los detenidos se encontraban numerosos músicos. En un principio tenían que tocar en secreto, pero después los nazis, como fórmula para evitar cualquier tentativa de huida o protesta, autorizaron conciertos y representaciones de óperas (Smetana, Mozart, Bizet e incluso Mendelssohn, prohibido por Hitler porque era judío). A fines de 1944, los músicos de Terezin fueron deportados a Auschwitz. Se escribió crítica de música, se impartió instrucción musical y se creó un "estudio de música moderna" liderado por Viktor Ulmann. Pero todo como un espejismo, ya que, como sus compañeros prisioneros, los músicos sufrían de hambre, corrían riesgo por los brotes de enfermedades y estaban amenazados por las deportaciones. Otro caso es el del músico Erwin Schulhoff (1984/1942) que recogió su visado para emigrar el 13 de junio de 1941, pero, con la invasión nazi de la Unión Soviética el 22 de junio, abandonó el país. Todo se volvió imposible, y Schulhoff fue arrestado al día siguiente. A diferencia de otras figuras culturales checas muy conocidas, como los compositores Pavel Haas, Gideon Klein, el mencionado Viktor Ullmann y Hans Krása, Schulhoff fue arrestado por ser ciudadano soviético, en lugar de ser judío, y no era llevado al notorio campamento de Theresienstadt. Inicialmente celebrado en la YMCA de Praga, Schulhoff fue deportado a un campo de concentración en Wülzburg, Baviera, donde murió de tuberculosis en agosto de 1942.
Friedl Dicker-Brandeis (1898–1944) llenó dos maletas con cerca de cuatro mil quinientos dibujos realizados entre 1942 y 1944 por los niños a quienes daba clases clandestinas en el gueto de Terezín. Hizo ver a sus alumnos que el dibujo era una forma de comunicarse e hizo de su rutina pictórica una especie de terapia. Esos dibujos son, en palabras del compositor Jorge Grundman, todo lo que queda de las almas de aquellos niños. "Tuve la gran oportunidad de que esas almas en conjunto me hiciesen llorar. He escrito música para que nunca se olvide el Holocausto". El resultado nada tiene que ver con una obra de refinamiento virtuoso ni acogerse a una sólida estructura musical. La bellísima música de Grundman evoca a la tristeza con frases desnudas que reclaman el no olvido. Vicente Cueva logra un efecto contagioso con su Stradivarius “Auer” de 1691 y una técnica impoluta reforzada por una expresividad impregnante de sensibilidad. Resultado pues óptimo para una longeva obra, en parte debido a la insistencia sobre el compositor del propio intérprete, de casi una hora de duración que no defrauda, mas bien cautiva el alma.
Luis Suárez

sábado, 21 de julio de 2018


20/07/2018
Bouquet Festival – Claustre del Seminari de Tarragona – Isabel Villanueva, viola – María Parra, piano – The Viola Power
Dúo íntimo y sensual reforzado por el bello sonido de la viola, profundo y resonante, en las manos de una gran intérprete como la navarra Isabel Villanueva y el piano sumamente expresivo del piano de María Parra. Una pareja de artistas realmente conjuntada y entregada a una complicidad sugerente.
“The Viola Power” es un proyecto de implicación en base al instrumento de cuerda que realzó su figura en el barroco de la mano del legendario de Marin Marais, estudiante de Lully, que se metió en las técnicas establecidas y encontró sus secretos ocultos. Se hace raro escuchar el piano, en lugar del clave acostumbrado, pero el resultado es óptimo, Villanueva está animada en todo momento, marcando claramente los ritmos de baile y, en general deliciosa lectura, evitando la atmósfera de rareza encontrada en otras interpretaciones de viola da gamba del período. Instrumento, como solista en parte como solista olvidado durante un largo periodo, desde finales del siglo XIX y en adelante la frecuencia con la que se encontraron compositores prominentes escribiendo para la viola aumentó favorablemente. El programa aquí expuesto de miniaturas, en gran parte, no solo está bien pensado y es diverso, sino que también demuestra las habilidades de la viola como instrumento virtuoso y capaz de ofrecer bellas líneas melódicas. La actuación ha sido admirable en muchos aspectos. La forma de tocar ha sido muy muy tranquila y moderada con sensual encanto. Su entonación es generalmente sólida, con un tono cálido. La interpretación de Parra es bastante complaciente por lo que el piano en realidad nunca pisa la música de Villanueva, con un bello fraseo e implicación total en la dificultad, asimismo, cuando la exigencia de la partitura así lo requiere con un amplio rango dinámico entre ambas intérpretes. Los “fuegos artificiales” reales, tampoco defraudan. Las dificultades climatológicas del ambiente, gran humedad y bochorno, supusieron un grado de superación por su parte, con un resultado final óptimo.
El “Blues Sea”, composición de María Parra, dedicada a Isabel Villanueva, es una bella miniatura de ondulaciones marítimas de suave frescura de viento y brea sobre las olas. A destacar la transcripción de la “Sonata de Violín” de un movimiento (aunque se ha descubierto recientemente un Scherzo y esbozos de otros dos movimientos) de Granados que fue escrita para su amigo y colega, el violinista francés Jacques Thibaud, con quien solía presentarse. Se abre extremadamente suavemente, con unos suaves acordes de piano. Una elegante y sensual melodía de la viola entra, con solo una pizca de inflexión española, como arrancada del aire en una larga y continua pronunciación. De hecho, esto puede estar cerca de la verdad, ya que Granados en general compuso extremadamente rápido y realizó pocas revisiones, con frecuencia escribiendo trabajos completos en un solo estallido sostenido de inspiración. Estructuralmente, la obra gira en torno al estribillo de la viola, que vuelve una y otra vez en variaciones cada vez más apasionadas, dándole a la pieza el aire de una improvisación. Las suaves y ricas armonías cromáticas y las delicadas texturas finas de la sonata son bellas ilustraciones del estilo de Granados; también lo es la combinación perfecta del lenguaje romántico tradicional y los exotismos españoles. El acompañamiento de piano expresivo, que va desde el intrincado e intrincado trabajo de los dedos hasta la impetuosidad dramática, finalmente lleva el trabajo a su fin, y termina como comenzó, en un susurro.
Luis Suárez

martes, 17 de julio de 2018



16/07/2018 – Auditori Pau Casals, Comarruga – El Vendrell (Tarragona)
Festival de Música Internacional de Música Pau Casals – Música, guerra y nacionalismo – Steven Isserlis, violonchelo, Orquestra Simfònica Camera Musicae, Tomàs Grau, dirección.
Es difícil encontrar piezas de la música del siglo XX que hagan implícitamente justicia a las guerras de la época, y más en concreto a la Primera Guerra Mundial (Gran Guerra), mas en este concierto se diera la mezcla de Ralph Vaughan-Williams, con su exuberante y bella “Fantasía Sobre un tema de Thomas Tallis” y la figura de su amigo Pau Casals. La música flotante y de amplios poderes terapéuticos que es todo un clásico en si mismo dentro del arte musical, ha sido acusada de ser excesivamente cinematográfica, pero lo cierto es que la influencia fue al revés: una generación de compositores cinematográficos utilizó la partitura para representar el poder ensoñador de la campiña y costa británica, como un ejemplo para vincular la música a la subjetividad de personajes individuales, tanto por la combinación de las partes como por sus virtudes individuales. La colocación de la orquesta en el escenario tuvo el efecto deseado que atrae toda la instrumentación atmosférica, colores inventivos y especiales "sonidos ingleses". La actuación de Grau en la Fantasía es exuberante y brillante, y la orquesta de cuerdas se reproduce cálidamente dentro de una perfecta y ensoñadora transparencia.
El intrépido violonchelista británico Steven Isserlis tuvo el papel fundamental de un brillante virtuoso que pasa de sus excelentes grabaciones al directo. En el “Concierto para Violonchelo en Re Mayor” de Haydn juega con sentimientos profundos sin exagerar y recibe un apoyo especialmente bueno de la orquesta. Con una ejecución perfecta y contrastante entre los momentos de puro virtuosismo y los de lírica poética, el violonchelo va entrando y saliendo de la estructura temática básica y brindando una sensación de agilidad y meticulosidad sublime. Isserlis sabe contagiar su entusiasmo y extrema sensibilidad a partes iguales con el público y orquesta. Su interpretación está llena de su profundidad, belleza e ingenio con detalles sumamente nítidos. Con una gran presencia y claridad le da a la música un vigor e impulso que realmente ilumina los pasajes más rápidos y los lentos son simplemente sublimes, lleno de emoción y luz interior con un efecto simplemente fabuloso para los oídos más sensibles.
El Divertimento in D major de Mozart, K. 136 (K.125a) es el primero de un grupo de obras conocidas colectivamente como las sinfonías de "Salzburgo". Con solo 16 años de edad ya tenía el puesto de Concierto de la Corte de Coloredo, Príncipe Arzobispo de Salzburgo. La sección de cuerdas disfrutó exhibiendo una alegre apertura Allegro, en forma de sonata simple; un encantador Andante central; y un brillante y concluyente Presto. La brillante inventiva y virtuosismo hacen de ésta una obra maestra de obras maestras, en el grupo de piezas en la menor escala posible.
El “Idilio de Sigfrido” de Wagner, presentado como un saludo de cumpleaños sinfónico a su esposa Cósima en 1870, es una obra originalmente compuesta para una pequeña orquesta de cámara. Después de haber preparado y ensayado el trabajo en secreto, Wagner reunió a su pequeña orquesta en la escalera, de su casa en el paradisiaco paisaje a orillas del Lago de los Cuatro Cantones suizo, la mañana de Navidad de 1870 y despertó a Cósima con su primera actuación (el cumpleaños de Cósima fue el 24 de diciembre, la familia Wagner celebró ese día y las vacaciones de Navidad juntas). En el título no se refiere a la ópera del compositor del mismo nombre, como se supone a menudo, sino a su hijo pequeño. Se nos muestra aquí con una muestra genuinamente romántica y apasionada sin caer en los excesos del rubato y las dinámicas inexactas típicas del estilo. Grau nunca se desvía de gestos exagerados ni de sentimentalismo, y controla el impulso rapsódico con introspección de un trabajo particularmente íntimo donde los temas adquieren una naturaleza más general como expresiones de amor y afecto triunfantes.
Luis Suárez

domingo, 8 de julio de 2018

6 de julio de 2018 – Casa Canals de Tarragoba – Bouquet Festival – 22 Strings Quartet
Los miembros del cuarteto de guitarras y voz soprano pueden sorprenderte. Son tres guitarristas con formación clásica que se combinan entre ellos a la perfección a través de unos arreglos editados a su perfecto encaje de bolillos. Nos deleitan con música del repertorio de guitarra estándar alternando con temas de la música popular, saltando entre Europa y Sudamérica y lo extraordinario de ellos es que también son arreglistas e innovadores. Esto es evidente tan pronto como se escuchan las primeras notas de la pieza criolla de apertura. Aún y a pesar de la falta, por problemas de salud de Mónica Mun, la cantante, el resto de sus integrantes: Pilar Ramón Tomás, Carles Hoyo Fornés y Miriam Paretas Gil, suplieron perfectamente la voz, que es uno de sus atractivos.
Para los efectos de inspiración flamenca o americana, los guitarristas utilizan sus instrumentos como percusión y frotan cuerdas para imitar el sonido tangero. Perfectos ejemplos de mover sus dedos arriba y abajo de las cuerdas para crear efectos de percusión asociados con los ritmos exóticos de cada pieza. Una actuación en forma de divertimento, con miniaturas que resulta más fácil para el oyente disfrutar completamente y apreciar; también es fácil percibir la alegría que sienten los músicos cuando tocan juntos. Adaptaciones, transcripciones y extrapolaciones radicalmente reorganizadas y reinventadas para y por los propios intérpretes. Pero la asombrosa virtuosidad de la interpretación de nuestros protagonistas hace creyentes a todos de una asombrosa realidad del sonido cercano y transparente. Seguro que se hubiera notado mejor y de manera más nítida si hubiera sido en una sala de cámara y de acústica mas adecuada. El jardín exterior y el ruido (a veces del tráfico adyacente) hizo que algunos asistentes no pudieran captar el sonido a la perfección. Quizás se debiera prohibir la circulación de motores por el casco antiguo, como en muchas ciudades ocurre. Aún así, todo esto es ajeno a los intérpretes y organización. Actuación adecuada para agradar a todo tipo de públicos de uno de los conjuntos más internacionales de origen tarraconí.
Luis Suárez

sábado, 7 de julio de 2018


5 de julio de 2018 – Festival de Centcelles, Constantí (Tarragona) – Concierto Barroco: Isabel Serra, flauta barroca y Gloria Coll, violonchelo barroco.
Bajo el calor estival y en un entorno histórico de gran belleza, como es la Villa Romana de Centcelles, nos encontramos con un recital poco habitual. Arropadas por un público entregado y luego agradecido, la flauta y chelo barrocos de Serra y Coll, respectivamente tuvieron también la acústica como aliada. Un programa apoyado por grandes firmas de la historia de la música y que en algún momento nos han dejado partituras de gran valor para ambos instrumentos, tanto en dúo como por separado. El tono dulce y suave de la flautista I. Serra con el elegante acompañamiento del G. Coll, con un sonido íntimo bajo la cúpula bi-milenaria, fueron las principales bases de una interpretación arropado por conjeturas de profesionalidad, entrega y sensibilidad propia de los más estudiosos de la “música antigua” que nos revelaron unas obras tan encantadoras de Boismortier, Händel, Telemann, Quantz o Bach, bajo la bella sonoridad del chelo de época. Sonatas y piezas a solo con movimientos cortos y contrastantes, bajo la designación francesa y/o italiana que en los segundos casos citados resultan ser fantasías, como se anuncia en el programa y partitura, con una sensación de pura invención con pasajes que chocan contra la polifonía implícita y el pasaje virtuoso en una especie de flujo de conciencia. Ambas ejecutantes nunca han perdido el control de la línea general, tanto en dúo como en individual, dando una lección de bella musicalidad y tímbrica que roza la excelencia. Sin duda ha valido la pena para los amantes de la música de flauta y aquellas personas que quisieran descubrir algo nuevo.
Luis Suárez

jueves, 5 de julio de 2018


 NEXUS PIANO DÚO. PROMENADE. Mireia Fornells Roselló y Joan Miquel Hernández Sagrera, piano. Obras de Albéniz, Granados, Mompou y Montsalvatge. COLUMNA MÚSICA · 0353 · DDD · 60’s · *****RP

Proyecto discográfico del sello CM sobre la música para teclado a cuatro manos de prestigiosos compositores catalanes, a cargo de uno de los mejores dúos del ramo actual. La falta de muchas obras compuestas específicamente para la formación requerida, hace que la mayoría de las escogidas sean transcripciones de los mismos autores sobre obras suyas por diversas circunstancias; lo cual no quiere decir que mermen su calidad original. Asimismo se puede observar que la interpretación resulta óptima por la compenetración entre ambos. Un matrimonio de excelente talento tanto individual como en conjunto. Con obras como la “Pavana-Capricho”, una pieza elegante y alegre al mismo tiempo, logran un juego perfecto con una técnica adecuada de articulación precisa. Montsalvatge, con sus célebres “Tres Divertimentos” (1941), es interpretado sacando toda una música de expresión directa de la melodía ondulante y belleza sonora de la politonalidad. Albéniz en cuatro piezas de la “Suite Española nº1” op.47 vuelve con toda su vitalidad juvenil en el piano a cuatro manos, dejando resaltar los diferentes ritmos nacionales de la península, con una fluidez encomiable del ejemplo de corriente nacionalista relacionada con el romanticismo que Albéniz estaba entonces desarrollando bajo el influjo de Felipe Pedrell. Mompou con su estilo epigramático demuestra un grado de depuración, deliciosamente expuesto aquí con esta versión a cuatro manos de su “Comptines”. La única obra original para cuatro manos es la deliciosa partitura de Granados “En la Aldea” (1888) y Marchas Militares (1904). Despliegue de facultades expresivas por parte del Dúo de toda una serie de experiencias naturales, como el canto del ruiseñor que tanto seguiría inspirando al maestro leridano, en un alarde de sencillas frases llenas de encanto escritas desde la ventana de una buhardilla de París. En definitiva, un trabajo global de virtuosismo y sensibilidad exquisita a partes proporcionales.
Luis Suárez

martes, 3 de julio de 2018


2 de julio de 2018 – Festival Internacional de Música de Tarragona – Auditorio de la Diputación
Vespres D’Arnadí – Pere Saragossa, oboe – Marta Infante, mezzosoprano – Dani Espasa, teclista y director
Bajo un Auditorio abarrotado, lo cual da muy buena señal, ya que en los conciertos de cámara y más de música antigua no suele ser así por desgracia. En este caso la orquesta barroca por un polifacético Dani Espasa y el oboísta Pere Saragossa, despierta la expectación con un prestigio ganado pulso con una agenda cargada de actuaciones en los festivales estivales. Aquí, con una acústica especialmente favorable se hicieron notar demostrando una vez más una profesionalidad y musicalidad exquisita sin ningún lugar a dudas. Como comienzo Espasa se sentó al teclado para interpretar el “Concierto Op.4 nº3” de Händel, en sol menor para órgano y cuerdas, estructurado en cuatro movimientos. Alternado entre el virtuosismo y la dirección concisa con una sucesión de movimientos poco convencional, alternando dos Adagios con dos Allegros. La sorpresa es el primer movimiento Adagio, en el que el órgano permanece inactivo mientras que un violín solo, por Alba Roca, es bastante activo como una especie de sustituto. La orquesta abre el segundo movimiento de Allegro con un ritornello animado, después del cual Espasa se lució con una colorida interpretación del material temático. Toda la interpretación fue alternada entre afirmaciones solistas brillantes y a menudo virtuosas con ritornellos orquestales, produciendo todo el conjunto un sentimiento de alegría y delicia total.
Durante sus años como Kapellmeister en Cöthen (1717-1722), J.S. A Bach se le dio un respiro de la tarea, fundamental para cualquier músico de la iglesia luterana, de componer cantatas sagradas; pero cuando fue nombrado Cantor en la ciudad de Leipzig en 1723, inmediatamente comenzó a componer cantatas a un ritmo sorprendente. El trabajo exigía que él produjera una cantata para cada domingo y cada día festivo importante en el año litúrgico. Bach no siempre encontró tiempo para escribir cantatas completamente nuevas, pero aun así la tinta que pasó entre 1723 y 1729 en cantatas llenó varias cubas y de una calidad excepcional. Uno de los aspectos más destacados del tercer ciclo de cantatas de Leipzig, en el que Bach trabajó entre 1725 y 1727, es la “Cantata Vergnügte Ruh, beliebte Seelenlust”, BWV 170. Aquí entró en presencia una de las mejores mezzosopranos del panorama actual, Marta Infante, con una estructura basada en alternancia de arias entre las cuales se colocan dos recitativos. La interpretación estuvo a la altura de la belleza de la partitura. Con su hermoso timbre y una sensibilidad musical excelente hizo resaltar una música rica que palpita con pasión interior ese "descanso placentero" logrado únicamente a través de la unión con el Cielo. En la segunda aria, "Wie jammern mich doch die verkehrten Herzen" (Cómo me enamoro de aquellos cuyos corazones se han equivocado), sacó una textura fina llena de articulaciones puntiagudas sin una línea de bajo real, resaltando la falta de una fuerza que guía en la vida de las pobres almas perdidas de las que se habla en el texto. En "Mir ekelt mehr zu leben" (La vida me repugna), la tercera y última aria (otra vez una aria da capo), la mezzo pide ser liberada de los lazos de la vida para que pueda conocer la vida eterna en la que ella pueda encontrar la paz eterna.
Alessandro Marcello era el mayor de dos hermanos, nacido de una noble familia veneciana. Como Albinoni, eran músicos diletantes que podían elegir una carrera independiente en lugar de un empleo regular. El conjunto de obras más extenso de Alessandro es un conjunto de conciertos publicados bajo el título “La Cetra” en algún momento entre 1730 y 1740. Su obra más famosa es el “Concierto para Oboe en re menor, SZ.799”, y todo un “one hit wonder” publicado por primera vez en Amsterdam alrededor de 1717 entre una colección miscelánea de conciertos. Saragossa interpretó los movimientos externos de una manera lírica expresiva con el Allegro de apertura que alcanza una belleza elegíaca. El movimiento central fue leído de una manera profundamente sentida que aspira al patetismo genuino que J.S. Bach obviamente apreció las cualidades especiales de la obra; fue uno de los numerosos conciertos venecianos que transcribió, en este caso para clave solo (BWV 974).
“Dixit Dominus de Vivaldi”, RV 807 de Vivaldi fue atribuido erróneamente durante mucho tiempo a Baldassare Galuppi. Un trabajo maravilloso que valdría la pena escuchar más a menudo; un poco más oscuro y más operístico que el “Gloria, RV 589”. De nuevo el grupo se volvió a exponer como una máquina bien engrasada, haciendo posible la comunicación clara de detalles tan vívidos como la representación musical de una secuencia entre las cuerdas y mezzosoprano con el aria “De torrente in via bibet” y la fuga elaborada que concluye el trabajo. Arias interpretadas bajo conmovedora lectura, más bien operística llena de ritmos turbulentos y revoltosos como una pintura de texto vívida que encandiló al público asistente. La propina vivaldiana de “Orlando Furioso” fue de nuevo aclamada. Una sesión para no apartar del recuerdo.
Luis Suárez

lunes, 2 de julio de 2018




Édgar Martín – “Para los que aún no saben que les gusta la música clásica”.
Editatum – Conocimiento y Saber – Guía de Burros – 2018, 124 páginas.
¿Por qué son especiales guías sencillas y amenas como ésta? Si contestamos a manera del propio E. Martín, insigne pedagogo musical y director de orquesta, podríamos decir que ante las carencias eméritas de nuestro sistema educativo resultan necesarias este tipo de introducciones al arte sonoro, aunque solo sea para quitar los estereotipos temerarios ante la mal llamada música “clásica”. Destacando el texto directo y falto de florituras metafóricas, además de las logradas caricaturas de Carmelo Caatrad de los compositores, no ofrece dificultad alguna para adentrarse sin miedo en el universo de los grandes músicos de la historia. No son todos los que están, sin duda, pero son todos los que están.
¿Por qué sería tan importante una asignatura troncal en todo sistema educativo? El ser humano vive rodeado de música, de estímulos sonoros. Una nebulosa sonora nos envuelve continuamente y la lista de estímulos se hace interminable a lo largo del día y la música ha sido compañera de la humanidad desde los tiempos infinitos. Así pues, tal y como dijo el músico húngaro Zoltan Kodàly (que no está en la lista, por cierto) en una conferencia de la UNESCO en 1950 sobre Educación Musical; el tema a disertar era "¿Qué edad es buena para comenzar la Educación Musical en los niños?", respondió: “nueve meses antes del nacimiento". No podemos entender por tanto una vida sin música. Hay sistematizado todo un lenguaje musical desde el siglo XI, pero ¿la música se escribe?, pues me atrevería a decir que la música es nuestro lenguaje más arcaico, nuestra lengua innata. La música ejerce un impacto directo sobre la tonalidad del ser infantil, para el niño, es sinónimo de movimiento, el juego, actividad, emoción. En sus primeros contactos con la música. La influencia de la educación musical en el nivel inicial es importante porque así nos nutrirnos de la sensibilidad y la emotividad de los niños y niñas enseñándolos a conocer la belleza y a descubrir el placer estético.
Pero… ¿es tarde cualquier edad para adentrarse en la música clásica? Yo diría que no; muchos compositores han desarrollado sus cuadernos de “música para niños”, no solo para la edad infante sino para los “no tan niños”. Si bien el desarrollo cognitivo es más fuerte en la edad infantil, el saber no ocupa lugar y si muchos/as no deseamos dejar de asimilar nuevos conocimientos y adentrarnos en nuevos campos de la investigación y el saber constantemente, nunca es tarde si la dicha es buena. Esta guía es buena para dejar de ser “burros” y descubrir esta nueva experiencia. Un buen punto de partida con breves anecdotarios de los artistas, con recomendaciones de obras para adentrarse en los mismos. A partir de ahí la Providencia proveerá si se desea seguir adentrándose en el arte sonoro, que yo afirmaría que sí. Esto es solo el principio de un gran abanico de posibilidades.
Luis Suárez