miércoles, 30 de junio de 2021


 Villa-Lobos, Heitor. Violín Sonatas (Complete). Baldini, Emmanuele, violín; Rossi, Pablo, piano. 

 NAXOS 8.574310 · 53' · DDD · ****

La música de Villa-Lobos para violín y piano es notablemente derivada de las escuelas francesas de fin del siglo XIX, especialmente Faure, aunque la Segunda y Tercera Sonatas ofrecen mucho alimento para el desarrollo musical. En este caso son las tres sonatas, casi desconocidas para el gran público, obviando las miniaturas que completan esta parte de su inmensa obra para cámara. Heitor Villa-Lobos compuso prolíficamente en todos los géneros, pero su música de cámara no ha recibido la atención de sus ricas y opulentas realizaciones en los campos de la música orquestal y vocal, así como las Bachianas Brasilieras saturadas de violonchelos. Estas tres sonatas fueron escritas entre 1912 y 1920 y están llenos de un vocabulario melódico colorido y completamente característico, estructurado como rapsodias extendidas.

La tercera Sonata, compuesta en 1920, es la que más emana el futuro Villa-Lobos y es especialmente original. Su primer movimiento altamente seductor, lleno de extrañas y sensuales giros melódicos y armonías; el segundo movimiento caprichoso y alegre, y el tercer movimiento arrolladoramente apasionado, con una parte de piano que a veces suena "a la Prokofiev", y una parte de violín que muestra llamativos vuelos de fantasía. Las dos anteriores, denominadas Fantasy-Sonatas por el compositor, datan de 1912 y 1914, y no son muy personales: a los 25 años, Villa Lobos era todavía un compositor en búsqueda de su propio estilo, que tanto le caracterizaría en la historia de la música. Sus dos grandes obras maestras "amazónicas" para orquesta, "Amazonas" y "Uirapuru", fueron escritas en 1916) y aún tenía que encontrar su propia voz. Las dos sonatas son sorprendentemente románticas, escritas en un estilo menos de Debussy que de la escuela Schola Cantorum: los ecos de D'Indy, Vierne, Pierné, Widor... llegaron a mente. Eso sí, son excelentes ejemplares de ese género y pueden ocupar un lugar privilegiado con los escritos por los compositores mencionados anteriormente, pero simplemente no son significativos de lo que hizo de Villa-Lobos el músico único en el que se convirtió. A veces la música se acerca a ser de salón sentimental schmaltzy, a veces es bastante hermosa, y los momentos más interesantes son los pasajes más caprichosos (la primera Cadenza de Sonata está entre estos).  La grabación reciente, de 2020, tiene un sonido vívido, con una perspectiva global de igual dificultad, tanto para el violín como al piano. Baldini y Rossi parecen estar en sintonía no solo entre sí, sino también con los dialectos armónicamente de retórica emotiva con la claridad que los ingenieros han aportado a las ricas texturas, y los matices tímbricos casi coagulados en los que las partituras envuelven sus ideas musicales. 

Luis Suárez

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