2/06/2019 –
27/03/2020 – Teatro Nuevo Apolo de Madrid
Orquesta Sinfónica
Camerata Musicalis – Édgar Martín, presentación – dirección.
Piort lllich Tchaikovsky – “Sinfonía nº4”
Se necesita sutileza para captar el mensaje del autor y asegurar
se puede que en este concierto se ha conseguido con resultados altamente
óptimos, no sin antes pasarse a la misión de empatizar al público con el alma
pasional y desgarradora del músico. La figura de Tchaikovsky emana de las
sombras del teatro para poner en circunstancias la composición de la obra. Es
un factor fundamental, sobre todo en el caso de este tipo de artistas que
expresan su drama psicológico a través de la música, lo que no se puede
expresar con palabras, meter al público en vereda, ya sea por unas buenas notas
al programa, una charla previa, o como es el caso una recreación tan acertada.
La compresión y el disfrute de la obra serán óptimas para el espectador.
En la Sinfonía, compuesta entre 1877 y 1878 y estrenada en
San Petesburgo el 22 de febrero de este último año, es denominada habitualmente
como "Fatum (destino)". En el primer tiempo, cuyas frases motívicas
aparecen por toda la obra, el compositor quiso explicar el destino fatal prescrito
que impide llegar a la felicidad. Los colores brillan con una intensidad
interna. Los ritmos se mueven con una implacable inevitabilidad. Las
estructuras dramáticas proceden con determinación decidida. Martín trae su
lectura al borde de un colapso nervioso, metiéndose en la piel del genio ruso.
Tras las fanfarrias iniciales que representan lo dicho, viene la célebre
melodía que preside el destino. Un comienzo con un lento trazado por Martín
empuja el movimiento en contraste con una gran vitalidad. En el segundo
movimiento lírico bajo forma de "canzona", muestra el descanso
melancólico tras un día cansado (según palabras del autor a su mecenas Von
Meck). El paréntesis después de la tormenta prosigue con el excepcional
pizzicato, solventado con gran rigor por la orquesta. De ahí vuelve el tema oscuro
inicial llevando al escuchante hacia el destino oscuro, todo ello con una lucha
constante con el optimismo. Para ello utiliza una famosa canción folclórica
rusa, recopilada por él mismo "En el campo había un árbol de abedul",
con el lema de que la energía positiva no puede nunca ser aniquilada. "Si no puede encontrar razones para la
felicidad en sí mismo, mirar a los demás. La vida es soportable después de
todo", escribe el propio Tchaikovsky sobre este último movimiento. Así
también la orquesta, con tan brillante interpretación, se lo hace transmitir al
público asistente que estalla en un éxito rotundo de aplausos y bravos. El
círculo está cerrado.
Luis Suárez