jueves, 26 de marzo de 2020


1/12/2019 – 25/03/2020 – Nuevo Teatro Apolo, Madrid
Pablo Martos, Violín; Javier López Sanz, viola - Orquesta Sinfónica Camerata Musicalis; Édgar Martín, director – presentador.
La protagonista de esta músico - pedagógica no es otra que la bellísima “Sinfonía Concertante para violín, viola y orquesta en mi bemol mayor, K. 364”, es la única obra completa de este tipo que sobrevive de Mozart, un género que incorpora elementos tanto de la sinfonía como del concierto. Generalmente marcado para dos o más instrumentos solistas y orquesta, durante este período, Mozart también comenzó otras dos obras en el género concertante de sinfonía, una para violín y piano en re mayor (1778), y otra para violín, viola y violonchelo en la mayor, K. 320e (1779-1780). En la obra con la que nos han deleitado, Mozart pide una afinación más alta de lo habitual para la viola; su propósito al hacerlo era indudablemente darle al instrumento un sonido más brillante para evitar ser eclipsado por su compañero de violín más penetrante. El trabajo se realiza en tres movimientos: Allegro maestoso, Andante y Rondo. La orquesta incluye dos oboes, dos trompas, un par de fagotes opcionales y cuerdas. La obra destaca por su cálida expansión; El Andante es particularmente delicioso y dramático con su deslumbrante diálogo entre los dos solistas. El Rondó contrasta con la vitalidad del más puro estilo Mozart.
Tras una primera parte en la que los solistas, director, orquesta y la hermana de Wolfang, Nannerl, se precian a destacarnos las peculiaridades de la obra, con humor y didáctica, así como la época histórica en las que se da la composición y la vida de los hermanos Mozart por París, así como la dramática muerte de su madre, nos llega el momento de deleitarnos con el exuberante perfume de colorido musical de gran genio de Salzburgo. La combinación de Martos y López Sanz con el conjunto orquestal y el director produce algo nuevo bajo el sol: un híbrido de ambos enfoques que toma lo mejor de ambos y crea algo fresco y brillante. Martos, uno de los mejores violinistas europeos de su generación tiene un tono centrado, un sentido del ritmo vivo y una maravillosa sensación de línea y color. Así como, López Sanz que posee una comprensión completa del estilo de la música y sus interpretaciones elegantes y sin esfuerzo suenan como si fuera el mismo Mozart. Martín, además de apoyar a los solistas con amabilidad y comprensión, brilla con brillo y entusiasmo, captan la esencia de la transformación de Mozart del generoso concierto de sinfonía en una de sus grandes y extendidas piezas de arquitectura musical.
Luis Suárez

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