lunes, 26 de agosto de 2019


BEETHOVEN. EGMONT, COMPLETE INCIDENTAL MUSIC, OP. 84. Elisabeth Breuer, Soprano. Robert Hunger-Bühler, Recitation. Helsinki Baroque Orchestra (on period instruments). Aapo Häkkinen, conductor.
Ondine 1331-2 · *** · 52’
Cuando se ofreció una comisión para proporcionar una partitura musical para el Egmont de Goethe, Beethoven aprovechó la oportunidad con entusiasmo. El tema de Egmont le atrajo: la lucha por la libertad. Recordemos que este tema general ya había sido explorado, aunque en una historia y lugar bastante diferentes, en la ópera Fidelio. La obra de Goethe representa la persecución española del pueblo de los Países Bajos en 1567-1568 a través de una inquisición. El Conde Egmont, un católico leal a los españoles, aboga por la tolerancia del rey español, que en su lugar despacha al malévolo Duque de Alba para ordenar a las fuerzas que mantengan el orden. Egmont finalmente es arrestado por Alba y sentenciado a muerte. Su amor, Clara (un personaje ficticio; el verdadero Egmont estaba casado y era padre de 11 hijos), planea escapar pero fracasa. Ella se envenena, y Egmont es ejecutado, pero con el conocimiento de que la rebelión está en progreso y la gente será libre. La primera presentación de la obra con la música llegó el 15 de junio de 1810. Una presentación de la misma (aparte del drama de Goethe)
Aquí nos encontramos con la partitura, inhabitual, de la música incidental, con narrador, soprano y orquesta, aquí con la también inusual versión en instrumentos originales con una paleta instrumental reducida. “Egmont” abre con su obertura justamente famosa, durante todos estos años, desde su composición, culpable del eclipse del resto de la partitura por la fuerza narrativa que destaca sobre sí misma y considerada siempre un elemento básico en la sala de conciertos. Beethoven comienza con un Sostenuto ma non troppo, donde laa música parece retratar la opresión y la oscuridad, el motivo de apertura revelado para representar al tirano, pero cuando el ritmo se acelera con un Allegro vigoroso, el estado de ánimo cambia a uno de heroico desafío con un tema que parece descender a las profundidades de la batalla. El motivo del tirano evoluciona a lo largo de la obertura y cerca del final se vuelve rítmico y oscuro y provoca la ejecución de Egmont. El estado de ánimo de la pieza se vuelve triunfante y festivo, proporcionando un cierre glorioso. La parte desconocida, para el gran público de la partitura, sigue con una de las dos canciones de Clara, "Die Trommel gerühet". Ella mezcla sentimientos sobre el amor y el ejército, anhelando estar con Egmont, marchando en su ejército. Siguen los Entreactos Nos. 1 y 2, el primero mantiene el dulce estado de ánimo de la canción de Clara, luego se agita, mientras que el segundo, marcado Larghetto, es muy conmovedor. La segunda canción de Clara sigue, "Freudvoll und leidvoll", una efusión de amor bastante conmovedora. El Entreacto No. 3, en el que el tema de la canción de amor se desarrolla desde el principio, con un estado de ánimo tranquilo y brillante. La música se vuelve marcial para representar a las fuerzas rebeldes. El Entreacto No. 4, marcado Larghetto, comienza con un gemido de dolor, luego presenta una melodía melancólica y hermosa. La muerte de Clara es retratada por música triste y conmovedora, en otro tempo de Larghetto. En Siegessymphonie, Beethoven repite la música heroica y triunfante desde el cierre de la obertura.
Hay que decir, respecto a la versión aquí ofrecida, que se echa en falta la masa orquestal acostumbrada en las grandes interpretaciones históricas (Karajan, Solti, Bernstein…). La dirección de Aapo Häkkinen está condimentada con excesos románticos subjetivos, en algunos aspectos segura y firme, a la manera que el texto de Goethe atrajo a Beethoven. Es de destacar la enorme labor de narración (en alemán) de Robert Hunger-Bühler, que da consistencia a la obra compactando el drama; además las grabaciones de esta manera han sido escasas, probablemente debido al declive del género musical incidental, lo cual es muy de agradecer en este caso concreto y que reflejan la intención de Beethoven de ver el trabajo realizado en el escenario del concierto. La orquesta historicista da con un “sonido moderno” Captura perfectamente el sentido de tragedia evolucionando hacia una música, como un arma de lucha del romanticismo, a veces convencional pero siempre trascendente. La soprano Elisabeth Breuer tiene presencia y profundidad, y las piezas orquestales son dinámicas pero no exageradas.
Luis Suárez

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