BRAHMS. CLARINETE
COMPLETO SONATAS Y TRIO. Pablo Barragán, clarinete. Juan Pérez Floristán,
piano. Andrei Ionita, violonchelo · IBS CLÁSICO 82018 · 65 '· DDD · **** SP
En manos de Brahms la música de cámara, una única, única. Es
aquí donde se refleja uno de los más altos desarrollos creativos del mismo. Se
refleja su predilección por innovar dentro de la tradición. La cualidad del
alemán para construir los temas que se basan en el principio de lo que se
conoce en inglés como 'desarrollo de la variación' y que se puede sumergir en
la misma temperatura unificada y en su complejo esquema temático, representa
probablemente el estado evolutivo entre la balanceada forma arquitectónica
entre finales del siglo XVIII y la estricta forma lógica de la teoría dodecafónica
de Schoenberg.
Alguna vez se produce aquel milagro de compositores que ya
en edad tardía, y sin pretenderlo, descubren la potencial sonora de un
instrumento, ya sea por casualidad o por iniciativa ajena. Aquel veterano
poeta, ya voluntariamente retirado de la creatividad, llamado J. Brahms
escuchara al azar al clarinetista alemán Richard Mühlfeld. Esa mecha que se
encendió en su mente nos dejó para la historia cuatro hermosas obras de cámara,
que a excepción del “Quinteto” son las que aquí se nos muestran. La escritura
de estas obras constituye una especie de síntesis y depuración final del arte
de genio de Hamburgo. Una cima de la música de cámara donde no hay adorno, todo
es estructural y donde los instrumentos despliegan toda su potencialidad. Un
testamento con un altísimo nivel de inspiración, belleza y pasión de alguien
que ya se creía haberlo dicho todo. Por
orden cronológico, el “Trío para clarinete, violonchelo y piano” op.114
presenta prominentemente al clarinete, el trabajo melódico se reparte entre los
tres intérpretes uniformemente de una manera notable. El sonido del
clarinetista es puro y sin esfuerzo, sin sensación de ligereza. Un enérgico
pero restringido pianista y el conmovedor violonchelista completan una
recreación de la obra combinando el tono y el juego en una perfecta forma de combinación
del trabajo en equipo. La calidad de sonido grabada favorece el sentido de equilibrio
y la sensibilidad auditiva. Las “Sonatas para Clarinete y Piano” OP.120 (que
Brahms también publicó para viola y una versión rara vez escuchada para violín)
tienen el mismo juego refinado del clarinete, con una lectura sencilla de las
hermosas frases brahmsianas y cuyo sentido del ritmo y la dinámica hacen que
los movimientos lentos de cada sonata sean especialmente agradables. Un dúo de
jóvenes con talento que llegan a lograr, con su tono y flexibilidad, el alcance
total de los matices expresivos y coloristas de estas bellísimas sonatas. La
música es una arte momentáneo y efímero, pues todo tras el concierto se evapora
y se va apagando de nuestra memoria, quedando el suave disfrute del recuerdo
grato por algún tiempo, por eso el valor de grabaciones como esta.
Luis Suárez
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